El violador de Igualada, condenado a 35 años de cárcel
A Brian Raimundo C. le han impuesto una pena de 20 años de cárcel por un delito de intento de asesinato y 15 años por agresión sexual con introducción de miembros corporales u objetos.
El tribunal de la sección 10 de la Audiencia de Barcelona ha condenado a 35 años de prisión (20 por intento de asesinato y 15 por agresión sexual), además de 10 años de libertad vigilada y 332.727,65 euros de indemnización al joven juzgado por violar a una joven de 16 años en Igualada (Barcelona) la madrugada del 1 de noviembre de 2021.
Brian Raimundo C., que por aquel entonces tenía 21 años, afrontaba una petición de 45 años de prisión (30 por asesinato en grado de tentativa y 15 por agresión sexual); y cuando era menor fue condenado por intentar violar a su hermana pequeña.
Los hechos
Durante la primera sesión, declararon los dos camioneros que encontraron a la víctima en el suelo, temblando, medio desnuda y ensangrentada, y dijeron que la taparon con sus chaquetas a la espera de que llegaran los efectivos del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM).
Esa noche, conviene señalar, la víctima salió de fiesta con una amiga, que declaró en el juicio y explicó que discutieron, ya que la joven se fue a media noche con otro joven, que también declaró. Sobre las 6 horas, cuando habían quedado para ir a la estación de tren para volver a casa, la joven ya no respondió al teléfono.
Según ha adelantado de manera detallada ‘Europa Press’, durante las siguientes dos sesiones declararon varios agentes de los Mossos d’Esquadra, que detallaron cómo avanzó en todo momento la investigación.
En profundidad
Para identificar al acusado, los agentes estudiaron más de 155 cámaras de seguridad de la zona, en las que se apreciaba a la perfección a una persona siguiendo a la víctima, y trazaron el recorrido que hizo la joven.
Un hombre grabó un vídeo la noche de los hechos sobre las 2 de la madrugada de 11 personas -entre ellas el acusado- golpeando un vehículo aparcado en una zona cercana a la discoteca. El vídeo permitió a los Mossos d’Esquadra identificar al acusado.
Después de identificarle, descubrieron que la geolocalización del móvil del acusado se encontraba en el momento de los hechos en el mismo repetidor que el móvil de la víctima, y lo reconocieron en las imágenes de las cámaras de seguridad.
Más detalles
Además, en el móvil del joven encontraron que días después de la agresión sexual buscó en Google ‘Chica violada en Igualada’ y, durante el registro del piso, los agentes hallaron una chaqueta con el perfil genético de la víctima.
Todos los agentes y los peritos que dieron su testimonio durante el juicio hicieron hincapié en la gravedad de las heridas sufridas por la víctima y el carácter violento del acusado, que buscó “hacer el máximo daño posible” a la joven. A su vez, el acusado negó los hechos y aseguró que no se reconocía en las imágenes de las cámaras de seguridad.
Es más, explicó que estuvo de fiesta con unos amigos, hasta que discutió con uno de ellos y se fue a beber y se durmió en un banco. Por su parte, la víctima no tuvo que declarar en el juicio y, en su lugar, el tribunal escuchó la grabación de la declaración que hizo en la fase de instrucción, que se reprodujo a puerta cerrada para preservar su intimidad.
A tener en cuenta
Con la misma finalidad, el tribunal prohibió difundir información sobre su identidad, datos que puedan identificarla o circunstancias personales relacionadas con sus necesidades de protección. Tampoco datos o imágenes sobre su familia o entorno.
La fiscal Paola Tejada, durante los informes finales, destacó que la violación fue “maldad brutal sin finalidad”, y que el acusado actuó con ánimo ruin, perverso, cobarde y traicionero, en sus palabras.
El abogado de la víctima, Jorge Albertini, tachó de “absurda y carente de toda veracidad” la declaración del acusado, y señaló de modo contundente que en las imágenes de las cámaras de seguridad se ve al joven caminando de manera correcta y tranquila, alegando que no iba tan bebido.
Como acusaciones, había también la abogacía de la Generalitat, el Ayuntamiento de Masquefa y el de Igualada (Barcelona), la Federació Catalana d’Associacions d’Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm) y Vox, que relataron la magnitud de las lesiones y la “fuerza y violencia extrema” que utilizó el acusado.
A su vez, la defensa del acusado, Gerard Negrell, alegó que no existían “indicios suficientes” para condenarlo, y aseguró que su representado es una persona normal, por lo que pidió su absolución.
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