Muere el grupo Wagner; Redut son los nuevos mercenarios
Se trata de un grupo mercenario controlado por la inteligencia rusa que comenzó como un acuerdo entre oligarcas con relaciones con el Kremlin y altos mandos del ejército. Podría hacerse cargo de las misiones en Siria y otros países.
El líder de los mercenarios del grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, murió el pasado mes de agosto al estrellarse su avión sobre la región rusa de Tver, al norte de Moscú, tres meses después de protagonizar una rebelión contra el Kremlin. El avión, en ruta de Moscú a San Petesburgo, la localidad natal de Prigozhin, transportaba a siete pasajeros y tres tripulantes.
Y es que el jefe de la CIA estadounidense, William Burns, ya predijo tras el motín fallido y durante el Foro de Seguridad de Aspen que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se tomaría su tiempo para la venganza. Y esto, como indicaban los pronósticos, se ha hecho realidad.
Redut parece haber tomado la delantera
Ante el gran vacío de poder en esta organización paramilitar, se esperaba que otras ‘empresa privadas’ de seguridad rusas compitieran para ocupar su lugar. Pues bien, Redut, un grupo mercenario controlado por la inteligencia rusa que comenzó como un acuerdo entre oligarcas con estrechas relaciones con el Kremlin y altos mandos del ejército, parece haber tomado la delantera.
Lejos de mostrar sus condolencias tras la muerte de Prigozhin, Redut manifestó que este mandatario no era su “amigo” y que, en caso de haberse prolongado la rebelión tan solo un día más, el ‘cabecilla’ del grupo Wagner se hubiera convertido en su “adversario” y se hubiera desencadenado una “guerra civil” por el poder.
Origen de este grupo mercenario
La historia de Redut es, cuanto menos, sorprendente: de estar a punto de desaparecer a ser la elegida para reemplazar al grupo Wagner. Confeccionado hace 15 años por miembros de las Fuerzas Especiales rusas a partir de un grupo conocido como Antiterror, fue creado para proteger fábricas que habían sido adquiridas por Gennady Timchenko, un ex agente del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) y oligarca vinculado a Putin.
Lo cierto es que la operación de Redut no fue inicialmente grande, de hecho, se desplegó en Siria en dos equipos, uno de 55 hombres y otros de 65. Ahora bien, su papel comenzó a modificarse sustancialmente durante la invasión de Ucrania, cuando el ejército de Rusia se propuso encontrar una fuerza mercenaria para reducir su dependencia del grupo Wagner.
En concreto, Redut fue utilizada por el Kremlin para competir con este grupo de mercenarios mediante un plan diseñado por el jefe adjunto de la inteligencia rusa (GRU). Es más, se cree que fueron miembros de Redut los que planearon acabar con la vida de Volodímir Zelenski el primer día de la invasión.
El impacto del Kremlin
Pero la franquicia mercenaria del Ministerio de Defensa ruso no sólo falló en su liquidación al presidente ucraniano, sino que perdió también el 90% de sus efectivos durante la ofensiva de Kiev, lo cual les situó al borde de la extinción y, temporalmente, dejó el campo expedito para el grupo Wagner.
Fue el propio Kremlin el que se encargó de mantenerlo a flote y, a pesar de reveses militares, Redut ha sido capaz de volver a reclutar a lo largo de este año a 7.000 soldados -muchos de ellos presos-, nuevamente a costa del grupo Wagner.
Sobre todo el grupo, encabezado por el exjefe de inteligencia de Wagner, Anatoly Karazai, ha estado reclutando desde el motín fallido de Prigozhin conta el Kremlin. Muchos expertos consideraron este episodio como el mayor desafío al que se ha enfrentado el presidente ruso desde que está en el poder.
El papel de Redut en la actualidad
Todo apunta a que, en la actualidad, Redut podría hacerse cargo de las operaciones del defenestrado grupo de Prigozhin en Siria y varios países africanos. ¿Por qué? Antes de la muerte de Prigozhin y Dmitry Utkin, Redut había iniciado ya los preparativos para entrar en África y centraba los esfuerzos de reclutamiento en esta zona. Otra cosa es que vayan a conseguirlo, dado que las misiones de Wagner en África se encontraban a menudo cimentadas en los lazos personales que crearon Prigozhin y Utkin con los mandatarios africanos.