Los mitos de la comida para perros, según la OCU: ¿puede tomar dulce? ¿qué carne se recomienda?

Hace unos 20.000 años, durante la Edad de Hielo, una jauría de lobos se dio cuenta de que los homínidos de poco pelo que ahora habitaban su territorio tendían a dejar restos de caza a sus espaldas y decidieron seguirlos. En un período de tiempo evolutivamente diminuto (para hacernos una idea, por ese entonces el Homo Sapiens llevaba ya en la Tierra 180.000 años) esos lobos pasaron a convertirse en grandes cánidos domésticos, primero, y en una enorme variedad de razas, fruto de la intervención humana, después. El cambio no les vino mal en términos de supervivencia; en la actualidad hay 200.000 lobos en el mundo por 900 millones de perros, aunque cuando uno piensa que el salvaje lobo estepario que cazaba ciervos en la tundra se ha convertido en un jadeante bulldog francés o en un chihuahua neurótico, uno no está seguro de hasta qué punto la evolución va siempre unida a la supervivencia.

Viejos lobos omnívoros

Si sus antecesores se tenían que preocupar de evitar las cornadas de un alce y de seguir a las manadas de corzos, los perros domésticos hoy en día tienen que enfrentarse a situaciones más mundanas, quizás, pero no por ello menos peligrosas. Una de ellas, la comida. Mientras que el lobo es una especie totalmente carnívora, años de convivencia con el ser humano han hecho que los perros tengan, hoy en día, una dieta omnívora y que puedan comer prácticamente cualquier cosa. Sin embargo, no hay que olvidar que el estómago de nuestros compañeros cuadrúpedos no funciona igual que el nuestro y que el hecho de que puedan comer casi todo no significa que sea algo recomendable.

Azúcares y chocolate

Como muchas otras sugerencias relacionadas con la salud, algunas recomendaciones suelen caer en el alarmismo. Por ejemplo, todos sabemos que el chocolate y el azúcar son malos para los perros, pero al contrario de lo que mucha gente piensa, la dosis necesaria de chocolate para matar un perro es bastante grande: 25 gramos de chocolate negro si es un perro de 20 kilogramos. Lo mismo ocurre con el azúcar, aunque en los perros diabéticos su consumo eleva los niveles de glucemia, lo que a la larga le puede originar cataratas y posteriormente ceguera, para la mayoría de cánidos el azúcar no supone un problema. Sin embargo, los perros no digieren bien la glucosa, por lo que se recomienda no darles alimentos dulces.

Queso fresco y guisantes

Si se le debe dar a los perros comida “de personas” es también un debate recurrente en muchos hogares. El primer pienso para perros no se creó hasta 1860, así que, a no ser que hayan pasado 21.000 años de hambruna, parece algo natural que los perros se alimenten de otro tipo de comida que no sean pequeños cuadraditos marrones rellenos de cereales y carne deshidratada. Los veterinarios advierten, sin embargo, que se debe prestar atención a las cantidades de comida “humana” que se les da a nuestras mascotas y a la variedad de esta. No es recomendable darle únicamente jamón, por ejemplo, ya que podría generar un déficit de nutrientes en el animal. En dosis inferiores a un 10% de su ración diaria de pienso, un perro puede comer todo tipo de alimentos, siempre y cuando sean variados, como: zanahorias, queso fresco, guisantes, arroz etc. La carne cruda, aunque haya sido, históricamente, el único alimento de su dieta, puede contener grandes cantidades de patógenos, por lo que muchos expertos no recomiendan su consumo en perros.

Snacks y pienso para perros

El pienso y los snacks son también fruto de discusiones acerca de su conveniencia para la salud del perro. En la mayoría de envoltorios de snacks se informa acerca de la cantidad recomendada, que debe ser retirada proporcionalmente del plato de pienso que comería normalmente el animal. En cuanto al pienso, hay una gran variedad de ofertas y se tiende a creer que cuanto más aumente el precio mejor será la calidad del producto, sin embargo, según un estudio comparativo de la OCU, esto no siempre es así. Los precios varían entre los 1,5 euros hasta los 12 euros/kilo y es conveniente fijarse en las características de cada uno, ya que no solo le estaremos dando una mejor alimentación a nuestra mascota, sino que podríamos llegar a ahorrarnos hasta 600 euros al año.