Entre los apellidos de origen francés con mayor presencia en España, se encuentran Bernard, Lambert o Martin. Además, destacan otros como Durand, Leroy y Petit.
El apellido hace referencia a la denominación que nos indica de qué familia provenimos y que se transmite de generación en generación, acompañando al nombre de pila. En España tener un apellido de origen francés no es lo más común, pero sí que hay algunos ejemplos que merece la pena conocer en profundidad.
Y es que una persona sin nombre puede seguir viviendo, pero una persona sin apellido, por otro lado, no pertenece a nadie, no tiene pasado que recordar ni futuro que esperar y no proviene de ningún lugar. Es por ello que, en países como el nuestro, los apellidos resultan importantes puntos de apoyo para soñar, y esos sueños siempre deben estar a la altura del nombre de nuestra familia.
Origen de los apellidos en España
Aunque los apellidos en España comenzaron a registrarse a partir del siglo IX, estos fueron cambiantes y no se mantenían de padres a hijos, como se hace ahora, sino que iban variando en cada persona en función de su ascendencia, su oficio, su lugar de procedencia...
No sería hasta el siglo XVIII que los apellidos empezaron a consolidarse, invariables, hasta principios del siglo XIX, cuando se promulgó contundentemente la Ley del Registro Civil y la posesión de un apellido se convirtió en un sinónimo claro de existir.
¿Cuáles son?
Entre los apellidos de origen francés con mayor presencia en España, se encuentran:
Riqueza lingüística y cultural
A medida que exploramos el variado mosaico de apellidos de origen francés presentes en España, queda claro para todo el mundo que la interacción y los fuertes vínculos entre estas dos naciones ha dado como resultado una riqueza cultural, genealógica y lingüística.