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SOCIEDAD

Las drogas K: los narcos no quieren traficar con ellas por potentes y adictivas

La mayor organización criminal de Sudamérica prohibió estas drogas porque afectaba de forma negativa a otras, debido a que sus efectos llamaban la atención de las autoridades.

Paquetes de marihuana de la operación Krolik, relacionada con el tráfico de drogas, en la comandancia de la Guardia Civil, a 2 de noviembre de 2022, en Valencia, Comunidad Valenciana (España). El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Catarroja ha decretado el ingreso en prisión de un joven de 36 años de nacionalidad española, con antecedentes por violencia machista. La Guardia Civil lo detuvo por vender droga en locales de ocio de Picanya, Paiporta y Torrent y ha sido detenido por delitos contra la salud pública (tráfico de drogas) y tenencia ilícita de armas.
02 NOVIEMBRE 2022;VALENCIA;DROGAS;OPERACIÓN KROLIK
Rober Solsona / Europa Press
02/11/2022
Rober Solsona Europa Press

Hace más de una semana conocíamos la muerte de un joven de 14 años, en Getage, tras ingerir una bebida energética con dos gramos de ‘tusi’, que no es otra cosa que una mezcla de otras sustancias como la ketamina o el éxtasis. Nuevas drogas que, como en su día pasó con la heroína o el crack, puede conllevar consecuencias a toda una generación.

Una de ellas es el fentanilo, que en países como Estados Unidos ha llegado a ser casi como una epidemia en los últimos meses. A todas ellas se pueden añadir las conocidas como drogas K, con una letalidad tan alta que incluso las propias organizaciones de narcotraficantes muestran sus recelos a la hora de hacer negocio con ellas.

Estos narcóticos, conocidos también como ‘drogas zombi’, cuentan con algunas variedades. Entre ellas están algunas como la K2, la K4 y la K9. Su nombre, al parecer, vendría de la segunda montaña más alta del mundo, el K2 (en la frontera de China y Pakistán y con una altura de 8.611 metros, 237 menos que el Everest). En inglés, una montaña de esta envergadura se conoce como ‘hight’ (‘alto’, pero también ‘drogado’).

Su origen tiene lugar en un experimento en la década de los noventa. En él, se busca producir sustancias terapéuticas a partir de la marihuana. Pero lo que resulta es un potente narcótico, unas cien veces más intenso que la marihuana, y con un fuerte potencial para causar dependencia en quien lo prueba. Desde entonces, se han identificado más de 300 variedades de cannabinoides sintéticos (similares a la marihuana y que causan efectos similares).

Prohibida por la mayor organización de Sudamérica

Las graves consecuencias que genera no solo en el usuario, sino también en el mercado global de la droga en Brasil, ha llevado a la organización más grande de Sudamérica, el Primer Comando de la Capital (PCC) a prohibirla en sus ‘punteras’, las zonas donde se vende la droga, asegura BBC News. “Cuando un hombre las consume en la favela puede caerse y golpearse la cabeza, enfermarse, y esto lleva a que autoridades vayan allí. Si el cliente va allí a comprar drogas y ve a la policía y personal médico, se da la vuelta y deja de comprar o busca en otra parte”, señala una fuente vinculada la policía.

Una orden de prohibición que fue emitida hace ahora un año, y que fue documentada gracias a unas llamadas del líder de la organización, en la que pide que se cumpla con carácter inmediato. Una petición que, desde ese momento, se ha dejado notar. En las operaciones policiales se hallaba K2 y K9 en una cifra cercana al 30%. Hoy en día, apenas llega al 10%.

Una decisión para ‘proteger’ el negocio

La prohibición tiene su base en que, con la venta de esta droga, podían comprometer los potenciales negocios de otro tipo de estupefacientes. La presencia policial continua hacía que sus ventas cayeran, por lo que optaron por hacer un cambio en el ‘negocio’. “Es un análisis racional de un negocio de miles de millones de dólares. El PCC opera en el mercado de las drogas desde hace 30 años y tiene una visión empresarial”, afirma Paes Manso, autor de ‘La Guerra: el ascenso del PCC y el mundo del crimen en Brasil’.

Manso, investigador de la Universidad de São Paulo, asegura que el PCC tiene el cálculo de los “costes y beneficios en el contexto de la venta de drogas, por eso pueden estar prohibiendo el K9″. Y es que, no obstante, no se trata de algo nuevo para la organización, que ya a comienzos de la década de los 2000 prohibió el uso de crack en las cárceles para mantener el orden, después de incrementarse el número de asesinatos asociados a esta droga.

Según testimonios de adictos a estas drogas K, quienes la toman sienten algo parecido a un golpe que paraliza el cuerpo y lo desconecta de la realidad, quedando casi como un zombi. Entre los efectos más comunes se encuentran la agresividad, la paranoia, o la arritmia cardíaca. Incluso, la persona que la consume puede dejar de reconocer a allegados, sufrir depresión, parálisis cerebral o incluso la muerte.

Carlos Castiglioni, agente del Departamento Estatal de Prevención y Represión del Narcotráfico (Denarc), explica que la diferencia entre los diferentes tipos de drogas K está en cómo se consumen. “Este estupefaciente es un líquido que, cuando se pulveriza sobre hojas de plantas y tés en general, se denomina convencionalmente K2. Pero cuando se coloca sobre papel o cartón para digerirlo o consumirlo por vía sublingual, lo llamamos K9″.

Para la formación de su base, añade el agente, los traficantes suelen mezclar varias plantas en una licuadora. En dicha mezcla hay diferentes tipos de té y hierbas secas. Pero también, explica, se emplea una pequeña cantidad de marihuana para darle el olor y sabor de esta droga.

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