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La NASA prepara un avión Madrid-Nueva York en tiempo récord

Pese a las dificultades legales, la agencia espacial norteamericana está trabajando en la involucración de países y empresas para ‘resucitar’ los vuelos supersónicos internacionales.

La NASA prepara un avión Madrid-Nueva York en tiempo récord

Entre Madrid a Nueva York hay 5764 kilómetros de distancia. Si uno se sube a un avión en la capital española y pone rumbo a la ciudad de los rascacielos podrá cronometrar un viaje cercano a las ocho horas y media. Aunque esto ya supone hacer corto el trayecto, todavía flota en esos mismos cielos un espíritu inconformista que sembró el famoso avión supersónico Concorde en las almas de los pasajeros. Dicho de otra forma: todos quieren tardar menos.

A esta gran demanda busca dar respuesta una de las últimas propuestas de la NASA, punta de lanza de la evolución tecnológica a nivel mundial. Y estudia hacerlo de la misma forma que el Concorde entre 1969 y 2003: analizando la viabilidad comercial de los viajes aéreos supersónicos y llevar estos a un nuevo estadio.

¿Es posible ir a Nueva York en menos de dos horas?

¿Cuánto tiempo se recortaría al reloj? Lo cierto es que mucho. “Teóricamente podrían viajar entre Mach 2 y Mach 4″, señala la agencia espacial norteamericana. La palabra “mach” hace referencia a la velocidad del sonido; por tanto, la NASA estaría poniendo sobre la mesa la posibilidad de hacer viajes a 4.939 km/h. Si de Madrid a Nueva York se tardan unas ocho horas y media en un avión comercial convencional, uno de estos completaría todo el trayecto en menos de dos horas.

En el informe elaborado por la propia agencia para explicar los pormenores de semejante avance en la aeronáutica se aclara que “existen mercados potenciales de pasajeros en alrededor de 50 rutas ya establecidas que conectan ciudades”. A esto habría que añadir que, aunque “Estados Unidos y otras naciones prohíben los vuelos supersónicos sobre tierra”, contribuye al éxito del plan que “los hallazgos de los estudios abarcaron los viajes transoceánicos, incluidas las rutas de gran volumen del Atlántico Norte y las que cruzan el Pacífico”. Hay dificultades, pero también soluciones.

El X-59 y los contratos que le dan alas

Y estas vías de escape se están buscando con el uso del velociraptor de las nubes. Su nombre es X-59 y su diseño permite un silencio extraordinariamente taciturno para la velocidad que puede llegar a alcanzar. Una ausencia de ruido únicamente rota cuando se alcanza la explosión que se genera al traspasar la barrera del sonido. Y esta también se minimiza.

“A diferencia de las aeronaves convencionales, el ala del X-59 está diseñada para interactuar con otras características del avión, como su larga nariz, el motor situado en la parte superior y los canards ubicados estratégicamente”, detalla la agencia. Y todo para proporcionar datos a los reguladores estatales con el fin de tumbar las regulaciones prohibitivas que pueden dificultar la existencia de vuelos supersónicos legales.

Este conglomerado de planes forma parte de un proyecto enmarcado en el Advanved Air Vehicles Program (AAVP); cuyas siglas amparan la emisión de dos contratos, de un año cada uno, a empresas para que estas lancen iniciativas relacionadas con los viajes supersónicos. Por ejemplo, la hoja de rutas. Cada equipo que adquiera esta potestad podrá desarrollar elementos vitales y se involucrará directamente en la creación del artilugio. De momento, las dos primeras empresas que han recibido el contrato son Boeing y Northrop Grumman, teniendo la segunda participación española por parte de Boom Supersonic. De sus planos y dibujos a lápiz nacerá el milagro de viajar de Madrid a Nueva York en menos de dos horas.