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La lucha de Sentinel del Norte por ser el lugar más aislado del mundo

Se cree que la isla lleva habitada por indígenas desde hace unos 60.000 años. Su peligrosidad y fragilidad hizo que India aplicase un perímetro de exclusión.

La lucha de Sentinel del Norte por ser el lugar más aislado del mundo
El indígena que en 2004 le plantó cara a un helicóptero del Gobierno indio / INDIAN COAST GUARD

Hubo un indígena de la isla de Sentinel del Norte que, al ver un helicóptero cerca de la costa, decidió empuñar el arma más desarrollada conocida y abrir fuego contra el vehículo volador. Las flechas de su arco no alcanzaron al pájaro metálico, cuya visita tenía como objetivo comprobar que los habitantes de la isla se encontraban bien tras el tsunami del 2004. Quizás lo hizo por el coraje que aparece cuando no sabes cómo de poderoso es el enemigo. La fuerza de la inexperiencia. O quizás lo hizo por el sencillo motivo de proteger su territorio: Sentinel del Norte, el lugar más aislado del mundo.

A Sentinel la conocemos a vista de pájaro: gracias a imágenes satélites o con la fotografía de algún vuelo cercano, porque la tónica habitual del curioso ha sido entrar, pero no salir. Sentinel está habitada por indígenas desde hace más de 60.000 años que no saben qué es un móvil, pero Instagram está repleto de imágenes de su hogar, ubicado en el golfo de Bengala, entre Myanmar e India.

La isla recibió un impulso mediático en 2018, cuando un misionero estadounidense desembarcó en la isla para convertir al cristianismo al que creía ser “el último bastión de Satán”. Consiguió entrar, pero nunca se supo más de él. El Gobierno indio, que administra la isla y tiene vetada la entrada en ella desde 1997, decidió no volver a interferir en la isla tras el episodio del valiente indígena y el cobarde helicóptero, que acabó huyendo en aquella ocasión.

Otros dos pescadores indios fueron asesinados en Sentinel en 2006, y el Gobierno de Nueva Delhi estableció un perímetro de 5 kilómetros alrededor de la isla. En otras palabras, nadie se responsabiliza de tu muerte si decides visitar a los indígenas de Sentinel. Es el lugar más aislado del mundo, pero socialmente, porque a tan solo 32 kilómetros se encuentran las islas Andamán, un archipiélago en el que los turistas disfrutan de actividades como el snorkel y de bungalows de lujo con piscinas privadas.

A pesar de ello, el historiador Adam Goodheart asegura que los indígenas pueden ver los aviones, aunque no sepan de qué se trata. “Definitivamente pueden ver los aviones de pasajeros, que pasan lo suficientemente cerca como para que los turistas presionen sus caras y teléfonos contra las ventanas para capturar imágenes publicadas en Instagram. Ciertamente, los sentineleses, cazadores-recolectores de vista aguda, han observado el mundo exterior con tanta atención como el mundo exterior los ha observado a ellos, dado que nuestros barcos y máquinas voladoras ya se han convertido en partes familiares de su entorno”, explica el historiador en su libro La última isla: descubrimiento, desafío y la tribu más esquiva de la Tierra, en un extracto recogido por National Geographic.

En todo caso, se cree que la población de Sentinel nunca ha sido colonizada ni contactada de forma prolongada por la civilización. Sin embargo, el historiador asegura que, cuando visitó otras islas del archipiélago de Andamán, pudo encontrar “chanclas perdidas, aplicadores de tampones y cientos de botellas de agua”, por lo que cree que estos utensilios (y otros) también han podido desembarcar en Sentinel: “El cambio climático, la sobrepesca, la contaminación y los desechos plásticos continuarán una campaña de devastación contra las plantas y animales que los sentineleses necesitan para sobrevivir”.

“El aislamiento de North Sentinel tiene un propósito urgente no solo para los isleños, también para el resto de nosotros. La perfecta lejanía de ese lugar, desvinculado del espacio y el tiempo ordinarios, es nuestra propia fantasía de autoconsuelo: mientras los sentineleses persistan, podremos decirnos a nosotros mismos que nuestro planeta permanece, hasta cierto punto, inviolado”, concluye el historiador. Aquel indígena consiguió vencer al helicóptero. La pregunta es, ahora, si podrá hacer lo mismo contra la curiosidad humana.