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SOCIEDAD

La Guardia Civil advierte del timo de ‘la estampita’

Durante la estafa, una persona que finge tener discapacidad intelectual se acerca a la víctima con una bolsa repleta de falsos billetes y, con la ayuda de un gancho, le convence de comprarla.

Un coche de la Guardia Civil abandona un domicilio personal.
Chema MoyaEFE

Las estafas son atemporales. Cada día aparece una nueva, y así lleva siendo desde que el hombre comenzó a relacionarse con los de su especie. El proceso siempre es el mismo: se fragua, funciona, tiene éxito, es detectada y se difunde la alerta de la misma. Y con el auge irremediable de las redes sociales, que tan buena carretera han proporcionado al vehículo de los engaños, el último paso lo suelen protagonizar las cuentas de la Guardia Civil y de la Policía. Como ahora, que ha salido uno nuevo.

“Cuidado con el timo de La Estampita”, denuncia la cuenta de la benemérita; a lo que añade: “No caigas en esta estafa. Denuncia cualquier actividad sospechosa”. La sensación que deja una estafa cuyo nombre propio es un diminutivo siempre crea una desconfianza que, a través de Twitter, la Guardia Civil ha querido transformar en una seriedad más que fundamentada. No es un truco cualquiera, sino una auténtica estrategia cargada de pillería y astucia.

Una estrategia que implica a dos timadores

En una especie de catálogo de cinco pasos desgranan el urdido plan. “El estafador finge tener una discapacidad intelectual y se acerca a la víctima mostrando una bolsa que aparenta estar llena de billetes”, arranca el relato de un engaño. El lector puede imaginar por dónde van los tiros y cuál será el siguiente paso del timador: “minimiza la importancia del contenido de la bolsa, asegurando que son ‘estampitas’ o ‘cromos’ y que tiene muchas más en casa”.

Y es en este punto de la recreación donde aparece el elemento clave: un gancho. “Otro transeúnte se presenta y ofrece a la víctima la posibilidad de comprar la bolsa por una suma de dinero”, especifica la Guardia Civil. Entonces, el estafador, forzando la discapacidad, se mostrará convencido de la compra al mismo tiempo que el gancho se da cuenta de que no tiene dinero. Justo aquí animará a la víctima a pagar.

Si el estafado hace entrega del dinero ya estará perdido. Ambos timadores se habrán esfumado tan pronto como el afectado abra la bolsa. Para cuando se entere de que no son billetes sino recortes de papel lo que hay en su interior, ya será tarde. No lo habrá buscado, y es probable que jamás haya tanteado con nada similar, pero en esta injusticia azarosa se encuentra el verdadero peligro: ocurre en plena calle. Y le puede pasar a cualquiera.

Por ello avisa la Guardia Civil del peligro que entraña esta tendencia y bautiza la nueva estafa con un guiño al cine español. En Los tramposos, filme de 1959 dirigido por Pedro Lazaga, ya figuraba el concepto de aquel que, fingiendo algún problema mental, o simplemente simulando tontería, conseguía vender un fajo de billetes falsos por mucho menos. De ahí nace la idea que da nombre a este nuevo timo. Y ahí se trasluce también esa atemporalidad que tienen las estafas.