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Islas Marías, la última isla cárcel del mundo

El archipiélago albergó la Colonia Penal Federal Islas Marías entre 1905 y 2019. Ahora se ha remodelado y se destina al turismo en México.

Islas Marías, la última isla cárcel del mundo
Madla Hartz | EFE

Las islas Marías es un archipiélago mexicano que agrupa cuatro islotes: María Madre, María Magdalena, María Cleofas y San Juanito. Su extensión total es de 245 kilómetros cuadrados, y entre 1905 y 2019 las islas funcionaron como una cárcel a través de la Colonia Penal Federal Islas Marías.

El centro penitenciario fue creado en 1905 por el presidente mexicano Porfirio Díaz y albergó a criminales de todo tipo, incluyendo presos políticos. La cárcel fue considerada una de las más crueles del mundo, e incluso recibió el apodo de el ‘Alcatraz de México’. Entre 1905 y 2019 albergó a unos 45.000 presos, pero la situación actual de las islas es completamente diferente.

Tras el cierre en 2019 tras la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, la isla se rehizo con el objetivo de atraer el turismo. “No había necesidad de mantener una prisión en una isla cuando en México tenemos otras cárceles modernas y era una oportunidad de cuidar la reserva natural y ofrecer un producto turístico”, explicaba este año a El Mundo Juan Enrique Suárez, titular de la Secretaría de Turismo de Nayarit.

Las islas son Reserva de la Biosfera por la Unesco y poseen arrecifes de coral, manglares, y una extensa fauna: cocodrilos, tiburones, loros de cabeza amarilla, boas constrictor, tortugas, etc. La misma variedad que se podía encontrar cuando la isla más grande, María Madre, operaba como una cárcel.

“Por un lado, era una isla prisión donde los reos más peligrosos no salían de su celda, pero también era una colonia penitenciaria donde otros de menor grado podían vivían con su familia, mujer e hijos, aunque nadie pudiera salir hasta que el preso cumpliera su condena”, señala Suárez al medio citado.

Visita a la cárcel

Aunque la isla brilla por su atractivo natural, muchos son los que deciden visitarla para conocer mejor la historia del centro penitenciario. Por ejemplo, se organizan visitas la planta calera, salinera y camaronera, “uno de lugares más temidos por los antiguos internos del penal, donde las horas parecían años y cualquiera que le tocará trabajar en estos lugares, era seguro que saldrían con lesiones graves en la piel”, explica la descripción del lugar.

También se puede disfrutar de caminatas por senderos hasta miradores y otros puntos de interés de las islas, e incluso se puede visitar la propia prisión, un recorrido que “cuenta la historia de quiénes estuvieron allí, de cómo vivían y en qué condiciones”, según Suárez.