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SOCIEDAD

Irán libera al español Santiago Sánchez

El aventurero fue encarcelado el año pasado tras visitar la tumba de Mahsa Amini, cuando viajaba a pie camino al Mundial de Qatar.

Irán libera al español Santiago Sánchez
Santiago Sánchez

Irán ha puesto en libertad a Santiago Sánchez Cogedor, madrileño de 42 años y único preso español en el país árabe, que se encontraba en el momento de su detención en medio de una ruta a pie hacia Catar para ver la Copa del Mundo de 2022. El aventurero español fue apresado en la ciudad de Saqqez tras visitar y fotografiar la tumba de Mahsa Amini, la joven que fue apaleada hasta morir por llevar mal el velo, lo que había generado una enorme ola de protestas en todo el país.

La liberación ha sido anunciada por la embajada iraní a través de un mensaje en la red social X, en el que afirman que esta se ha realizado “en el marco de relaciones amistosas e históricas entre los dos países y en cumplimiento de leyes”. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, había reclamado a principios de octubre la puesta en libertad de Sánchez Cogedor en un acto en Madrid con motivo del 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos humanos.

Sin respuesta sobre los cargos

Los cargos a los que se enfrentaba Sánchez Cogedor, que ha estado detenido durante 1 año, dos meses y 29 días, nunca han sido revelados. Su liberación pone fin a un año de angustias para su familia y amigos, que nunca dejaron de insistir en su inocencia. No es el primer caso parecido que vive un español en tierras iraníes, ya que la joven española Ana Baneira tuvo que pasar también 138 días en prisión tras ser acusada de participar en las mencionadas protestas que se vivieron en el país árabe, si bien fue detenida en una estación de servicio y no durante ninguna manifestación.

Sánchez Cogedor había partido desde San Sebastián de los Reyes (Madrid) con la idea de hacer un viaje de 7.000 kilómetros a pies hasta llegar a Catar, con un propósito ecologista. Su salida se produjo en enero y fue detenido 9 meses más tarde, en octubre, ya cerca de su destino. El madrileño, que nunca llegó a ver a Messi levantar la copa, se cree que fue acusado de espionaje tras fotografiar con el móvil un edificio militar que se encontraba al lado de una población kurda, que en el país representa una minoría discriminada, además de la ya mencionada tumba. Su viaje duró un año más de lo previsto, pero por fin va a poder finalizarlo.