Iñaki Urdangarin relata su peor momento en la cárcel: “No me siento orgulloso, preocupé a la gente de fuera”
El que fuera marido de la Infanta Cristina ha contado sus vivencias en la cárcel, cómo le ayudó el deporte, la psicología, los funcionarios de prisiones, y cómo afronta la publicación de sus memorias en enero.
Iñaki Urdangarín, exmarido de la infanta Cristina, hermana del rey Felipe VI, presentará su libro ‘Todo lo vivido’ (editorial Grijalbo, del grupo Penguin Random House), en enero de 2026, donde contará desde su vida en la Familia Real, el caso Noos, su trayectoria deportiva como olímpico... Ha asido en La 2 CAT donde ha concedido una entrevista en catalán para hablar de su paso por prisión por el caso Noos.
En la entrevista cuenta cómo se enteró de la sentencia que lo enviaba a prisión durante seis años, “ese día estaba en Ginebra comiendo con Cristina. Llama Mario Pascual (su abogado) y me da la sentencia definitiva. Te dan cinco días antes del ingreso. Yo tenia dos hijos en Rusia y los pequeños en Ginebra. Hice volver a los que estaban en Rusia".
Urdangarín relata su primer momento entre rejas, “el primer día en prisión te das cuenta que se ha acabado la fase defensa y empieza una fase muy dura. Todo se viene abajo. El cierre de la puerta el aislamiento, no tienes teléfono nada. Podía hacer dos llamadas y llamé a mi madre".
Esos primeros meses en los que estuvo en prisión no fueron fáciles, y acabó preocupando sobre manera a su familia. "Los primeros tres meses no estoy orgulloso de cómo lo gestione. Pasé un bucle negativo y preocupé a la gente de fuera. Lloré muchísimo, muchísimo. No le deseo a nadie la cárcel. Cuando repasas el proceso que te ha llevado hasta aquí no puedes dejar de llorar".
Sobre sus horarios, y rutinas, “me levantaba a las 9 desayunaba y estaba en el módulo hasta las 3 y me iba entonces al polideportivo. Hacía deporte hacia de 3 a 5. Comía a las 5 porque la tarde se me hacía muy larga. Al principio hacía mucho frío después funcionaba mejor la calefacción. Entrenar fuera solo lo hacía en verano. Tenía una bicicleta estática que me aprobó el juez de vigilancia penitenciaria. Creé unas rutinas”.
En cuanto a cómo se entretenía, “me llegaban muchas cartas. Escribía (porque me lo recomendaron) lo que me pasaba. Empecé a hacer unos cuadernos y escribía o hacía resumen de libros", detallaba, añadiendo que desconocidos le enviaban libros, oadem cartas muy largas para ‘charlar’ con él, algo que ha destacado especialmente, “fliparías de la gente desconocida que es capaz de darte soporte desde fuera”.
Contacto con el exterior controlado
El que fuera Duque de Palma, oficialmente, a Iñaki Urdangarin nunca se le retiró el título, sí a la que fuera su mujer, la Infanta Cristina, por decreto real en en junio de 2015, aunque él ya había sido apartado de la vida pública de la Familia Real en el diciembre de 2011 por su conducta “no ejemplar”, cuando se le pidió que dejara de usarlo, siendo despojado del título en 2015 cuando se le comunicó a la Infanta.
“Hacer llamadas te dejan 10 a la semana, de 7 minutos. Dabas unos números y la cabina estaba programada. Yo no podía llamar a cualquier número, sólo los que daba a la prisión. Los funcionarios que me tocaron fueron muy majos. Se daban cuenta de la pérdida de libertad y de comunicación. Los echaba en falta cuando se iban de vacaciones. Se daban cuenta del doble castigo que vivía", añadía.
Sí hacía deporte, más allá del gimnasio y la bicicleta estática, “David Barrufet (compañero de balonmano en el Barça) me trajo una red y una pelota de balonmano. El deporte fue mi soporte una válvula de escape y una rutina que me ayudo", además de comenzar sesiones con un psicólogo y empezar a aprender de bienestar emocional: "Yo estaba bien si mi entorno está bien y al revés. Pedí hacer un curso de bienestar emocional. Con papel y lápiz leí y estudié como gestionar el estrés y la tristeza y pedía libros que me iban bien para pasar esta etapa. Después decido estudiar para reinventarme. Me matriculé por la UNED en en curso de Psicología".
Respecto a lo que hizo cuando le concedieron el tercer grado, “pedí ir a Vitoria con un trabajo que conseguí, pero ir a dormir a la prisión de Vitoria. Mi madre tiene 90 años y cuando pude volver a estar con ella fue experiencia muy bonita. Mi madre fue mi gran apoyo. Igual que mis hijos que saben que su padre no tenía voluntad de delinquir".
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De su matrimonio con la Infanta Cristina y cómo les afectó el Caso Noos y la cárcel, destaca “la pérdida de uno de los amores de mi vida. La quiero mucho a Cristina y lo siento mucho. Como padre no hay un máster. Si tropiezan estoy a su lado. En la prisión me ha dado cuenta que hay cosas muy importantes. Yo era muy controlador y al salir me he dado cuenta que he de ser más comprensivo y valoro cada minuto que me dan”.
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