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Ígor el Ruso, el preso más peligroso que ninguna cárcel española quiere

El delincuente, que mató a tres personas en 2017, ha pasado por varias cárceles del país y en todas ellas ha generado altercados con los funcionarios de las prisiones.

Ígor el ruso
Europa Press

En toda la red de cárceles de España hay un preso que no quiere ser visto ni en pintura. Se trata de Norbert Feher, más conocido como Ígor el Ruso. Sin embargo, su nacionalidad no es rusa sino serbia. Feher fue condenado a prisión permanente revisable tras asesinar a un ganadero y dos guardias civiles en Teruel, en el año 2017. No fue, sin embargo, su único crimen: años atrás, también asesinó a otras personas en Italia.

Ahora, tras haber pasado un tiempo en la cárcel de Estremera, ha pasado a la de Valdemoro, en Madrid, y de ahí a la de Huelva. Un protocolo que se sigue con este tipo de presos “por seguridad”, según indican los sindicatos, que por otro lado denuncian la falta de unas condiciones óptimas para un preso considerado de alta peligrosidad. Como ya ha demostrado con sus antecedentes, Ígor es una persona fría a la que no le tiembla el pulso a la hora de matar.

Así ocurrió en el crimen de Teruel, cuando mató a sangre fría al ganadero José Luis Iranzo después de que este le sorprendiera robando en su finca. Le bastaron dos disparos para acabar con su vida: uno en el corazón y un segundo para rematarlo. Y durante su huida acabó también con la vida dos guardias civiles que trataban de evitar que escapara. Y por si quedaba alguna duda de su frialdad, robó sus carteras y sus pistolas. Una vez fue detenido, tras el juicio, escuchó su condena y salió de la sala haciendo el signo de la victoria mientras se encontraba esposado.

Varios incidentes en las cárceles

A su paso por los diferentes centros penitenciarios del país, este delincuente ha sido protagonistas de varios conflictos con los funcionarios de prisiones, que lamentan la ausencia de las condiciones necesarias para mantener la máxima seguridad ante un preso que está dispuesto a todo. Los trabajadores de los centros aseguran que no disponen de los medios ni la formación necesaria para tratar con un delincuente tan peligroso.

Antes de pasar por Estremera estuvo también en las prisiones gallegas de Teixeiro y A Lama, y en ellas tampoco pasó desapercibido. Desde la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) han manifestado su “preocupación” por la llegada de Ígor a la cárcel de Huelva. Destacan que, en múltiples ocasiones, el preso “ha expresado en múltiples ocasiones su deseo de causar daño a un funcionario”.

No en vano, está clasificado por su alta peligrosidad en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), y ha sido sometido en todos los centros penitenciarios a “un estricto protocolo de seguridad como cualquier preso de esta condición con un cacheo diario de enseres y pertenencias, así como de la celda” en la que se encuentra. En varias ocasiones ha atacado a funcionarios de prisiones con armas improvisadas, como hachas fabricadas con azulejos.

Feher llegó al Centro Penitenciario de Valdemoro, desde el de Madrid III, en un autobús con escolta y dos furgones de la Guardia Civil. En total, siete funcionarios y miembros de la dirección de la cárcel lo han recluido en la unidad de aislamiento. Por el momento, permanece custodiado por tres funcionarios y podrá bajar al patio las horas que le corresponden. Y ahora, ya en Huelva, sigue la preocupación entre los funcionarios por lo que Ígor pueda llegar a hacer en el centro.