Este es el único país del mundo que no tiene capital
Nauru, un microestado en el Pacífico que rompe con la norma internacional. No existe el concepto de ciudad.
La capital de un país actúa como centro político, económico y cultural, todos tienen una. Sin embargo, hay una nación en el mundo que rompe con esta norma. Se trata de Nauru, un diminuto estado insular en el Pacífico que, sorprendentemente, no cuenta con una capital oficial.
Ubicada entre Papúa Nueva Guinea y Hawái, Nauru es una isla de apenas 21 kilómetros cuadrados y una población de unos 11.000 habitantes. A pesar de su reducido tamaño, su historia es compleja: habitada originalmente por pueblos micronesios y melanesios, fue descubierta por europeos en el siglo XVIII y posteriormente pasó por varias administraciones coloniales, incluyendo el control de Alemania, Australia y Japón, hasta lograr su independencia en 1968.
El país vivió un auge económico gracias a la explotación de sus reservas de fosfato, un recurso que lo convirtió en una de las naciones más prósperas del mundo en el siglo XX. Sin embargo, la mala gestión y la sobreexplotación de sus riquezas naturales llevaron a un declive económico drástico, situando a Nauru en una situación financiera precaria en la actualidad.
A diferencia de otros estados, Nauru no cuenta con una ciudad principal que se distinga del resto del territorio. Su población está distribuida de manera uniforme a lo largo de la estrecha franja costera que rodea la isla. En lugar de una metrópoli central, el país está dividido en 14 distritos administrativos, lo que dificulta la designación de una capital única.
Aunque no tiene una capital oficial, Yaren, uno de estos distritos, funciona en la práctica como el centro político del país, ya que alberga el Parlamento y las oficinas gubernamentales. Sin embargo, este estatus no está reconocido oficialmente, lo que convierte a Nauru en la única nación del mundo sin una capital formalmente establecida.
Tiene la tasa de obesidad más alta del mundo
Más allá de su peculiaridad política y territorial, Nauru también destaca por ser el país con la tasa más alta de obesidad en el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 60% de la población adulta es obesa y el 94% tiene sobrepeso. Este problema se debe, en gran parte, a la importación masiva de alimentos ultraprocesados y a un estilo de vida sedentario derivado de su pequeño tamaño.
Además, Nauru lidera el ranking mundial en cuanto a consumo de tabaco, con aproximadamente el 47% de su población fumadora. Este elevado porcentaje ha contribuido a un aumento en enfermedades cardiovasculares y respiratorias, convirtiendo a la isla en un caso preocupante en términos de salud pública.
Un destino poco turístico
Para los viajeros, Nauru puede parecer un destino exótico, pero las opciones de turismo son bastante limitadas. Debido a su aislamiento geográfico, llegar a la isla es complicado y costoso, ya que los vuelos comerciales son escasos y salen principalmente desde Brisbane, Australia.
El paisaje de Nauru ha sido profundamente alterado por décadas de minería intensiva, dejando un terreno árido y poco atractivo para el ecoturismo. No obstante, para aquellos interesados en la historia y la geopolítica, la isla ofrece una oportunidad única para observar cómo una nación puede pasar de la riqueza a la crisis en cuestión de años.
El caso de Nauru es excepcional en el mapa. Sin una capital oficial, con un pasado de gran prosperidad seguido de un declive abrupto y con una ubicación que la mantiene alejada de las rutas turísticas habituales, esta pequeña nación insular sigue siendo un enigma para muchos.
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