El micropiso de un español en Holanda: 845 euros al mes y tiene que salir para orinar
Jesús Sánchez ha compartido en TikTok su estudio en Países Bajos. Cuenta con una pequeña entradilla, el salón y la cocina. Para ir al baño, tiene que salir de su hogar y compartirlo con una compañera. Muy llamativo.
Cuando piensas que no puede sorprenderte más el sector inmobiliario y de vivienda, lo hace de nuevo. Esta vez, Jesús Sánchez, un español que reside en Países Bajos, ha compartido un vídeo con las peculiaridades de su nueva vivienda: un elevado precio de alquiler, con unas dimensiones reducidas y un baño compartido.
Al ser un hogar temporal, el creador de contenido no parece estar preocupado por las características de su estudio. Es más, decide tomarse la situación con humor, encontrándole el encanto a cada rincón y romantizando todo lo que formará parte de su vida cotidiana durante los próximos meses.
La entradilla y el salón
En la presentación de su vivienda, lo primero que se aprecia es a su vecino, cortando el césped. Tras asegurar que en su comunidad viven cinco personas, en cinco estudios diferentes, muestra la entradilla, donde guarda sus chaquetas y tiene un gran armario empotrado.
“Parece un palacete”, manifiesta el joven en TikTok, haciendo referencia al entorno del hogar, antes de acompañarnos a la siguiente parte de su casa: el salón. Allí se sitúa la televisión, el sofá y la cama, donde “pasa la magia” y también “donde se duerme”.
Particularidades de la cocina
Por si esto fuera poco, el tiktoker continúa el recorrido con su espacio dedicado al tiempo libre, donde verá sus novelas y series tucas. Como en Países Bajos se trabaja mucho desde casa, Sánchez tiene un amplio escritorio, con sus cosas y sus dos pantallas.
Y ahora llega el turno de la cocina, uno de los lugares más sorprendentes. “Aquí tengo yo mi encimera para preparar mis recetitas, mis cositas. Enfrente de los fuegos, me han metido la ducha. Hago mis lentejitas, mi pan tostado por la mañana y, mientras, me ducho”, puntualiza el español.
Viral en cuestión de días
Para sorpresa de muchas personas, el servicio está fuera del estudio. “Señores, cuando me aprieta el retortijón me tengo que salir afuera, tengo que ir al pasillo de mi casa, no al pasillo del apartamento”, añade el joven. Y no solo eso: comparte el váter con una vecina italiana.
¿El precio? Llamativo, cuanto menos: 845 euros, con gastos incluidos. El vídeo, como era de esperar, se ha viralizado en cuestión de días, llegando a los 5 millones de visualizaciones. En la pieza audiovisual, hay opiniones tanto a favor como en contra del estudio, llegando a comparar esta vivienda, y el precio, con sus lugares de origen.
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