El controvertido cobro en el ticket de un bar: ¿es correcto?
La cuenta de ‘Soy Camarero’ ha sacado a la luz el debate, con respuesta en la normativa, sobre el importe por ‘servicio de hielo’ después de que un bar cobrase 20 céntimos a unos consumidores.
No es pequeño ni escueto el marco legal en el que incurren bares y restaurantes. La hostelería, igual que cualquier asunto en un sistema de derecho, está regulada por la normativa general y, concretamente, por otra específica creada para el sector. Sin embargo, también son muchos los apartados que caminan de puntillas sobre la alegalidad.
Jesús Soriano, el superhéroe del consumidor que se encuentra detrás de la cuenta de Twitter de ‘Soy Camarero’, parece haberse erguido como el portavoz de las relaciones entre hosteleros y clientes. Se cuentan en decenas sus publicaciones denunciando tratos abusivos y situaciones polémicas. Una de las últimas ha nacido a través de un ticket que el usuario ha utilizado inteligentemente para sembrar la semilla de un debate: ¿es justo cobrar por el hielo de la bebida?
¿Es justo?
Esa fue la pregunta que planteó a su comunidad, poniendo como precio medio los 20 céntimos que cobraron a los consumidores anónimos que abonaron la cuenta a término de “servicio de hielo”. En este caso, se entiende que es un cargo adicional, ya que figura en la lista junto a bebidas y platos. Y lo llevó a la red social cuestionando si alguno volvería a un lugar donde le han cobrado dicho importe. Pues el público ha hablado. Y de forma contundente.
Más de 13.000 votos ha cosechado la encuesta que lanzó. Un 73% ha dicho que no volvería, mientras que a un 27% no le importaría regresar. Y el revuelo se formó en la caja de comentarios, donde la disparidad de opiniones refleja un escenario diverso con dos bandos. El primero, donde hay más usuarios de los que puede parecer, son los que defienden que el bar o restaurante puede hacerlo porque las máquinas que mantienen el hielo suponen un coste muy alto en lo que a consumo eléctrico respecta.
Y el segundo bando no se anda con tonterías. “Si me pido un revuelto de champiñones, ¿me van a cobrar el aceite, los huevos, el ajo y la sal por separado?”, ironiza uno, que sentencia con un severo y comprensible: “me parece un abuso total”. También están los grises. Los que ponen un pie en un lado y otro y añaden cordura al intenso debate. “Personalmente estoy de acuerdo en que me cobren por el hielo, puesto que cuesta producirlo, siempre que antes de pedirme el tinto de verano sepa lo que me va a costar”, resume uno de ellos, que no va desencaminado.
¿Es legal?
La respuesta a la discusión debe mirarse en el marco legal. ¿Se puede cobrar por el hielo? Y lo cierto es que sí. También se puede añadir al importe final la leche del café o el pan de la comida. Incluso esas aceitunas que parece que te gritan desde el centro de la mesa cuando te sientas y todavía no has pedido nada. La condición es que estos artículos deben aparecer en carta con el precio debidamente indicado. ¿Y si no viene? A fin de cuentas, se trata de uno de esos caminos en los que la hostelería pasea de puntillas ante una ligera brisa de alegalidad.