¿Dé que están compuestos los pellets de plástico de Galicia, cuánto miden y por qué son un peligro?
Debido a su composición, los pellets de plástico son una de las mayores fuentes de contaminación, y según la Comisión Europea “son tóxicos para los seres humanos”.
Las costas de Galicia se están llenando de miles de bolitas de pellets de plástico que se han ido extendiendo por la costa gallega y que son procedentes de los contenedores del mercante ‘Tocano’ perdidos, mientras navegaba en aguas portuguesas. Pero, ¿De qué están compuestos los pellets de plástico?
Estos microplásticos están compuestos por una resina plástica, aplicada a alta temperatura y con presión, que además puede estar formada por diferentes materiales plásticos como el Polietileno, Polipropileno, Poliestireno, Politetrafluoroetileno, Cloruro de polivinilo, Policarbonato, Acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), Acetal, Nylon, y Plásticos reforzados con fibras.
Debido a su diminuto tamaño de menos de 5 milímetros de tamaño, estas microesferas son empleadas como base para fabricar productos de plástico. Según la Asociación Noia Limpa, los del mercante estaban identificados como estabilizadores de luz UV. Estas “bolitas” comenzaron a utilizarse durante las décadas de 1940 y 1950, pero la primera vez que se registró su presencia en las playas fue alrededor de 1970. Noia Limpa afirma que los pellets son tan pequeños y ligeros que es “casi imposible limpiarlos” una vez que se esparcen por las playas.
Un peligro en las costas
Debido a su composición, los pellets de plástico son una de las mayores fuentes de contaminación no intencionada por microplásticos. Según señala la Comisión Europea, “Durante la fabricación u otros procesos de la cadena de suministro (por ejemplo, el transporte), una fracción de estos pellets puede propagarse o perderse en el medio ambiente”. “Una vez en el medio ambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse”, añade el comunicado.
“Se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos, y, por consiguiente, también son consumidos por los seres humanos en los alimentos. Contribuyen a la contaminación por microplásticos, que se han detectado en ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres, así como en alimentos y agua potable”, continúa el documento, que además señala: “La exposición a los microplásticos en estudios de laboratorio se ha vinculado a una serie de efectos negativos (eco) tóxicos y físicos en los organismos vivos. También es probable que los microplásticos sean tóxicos para los seres humanos”.