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SOCIEDAD

De no tener esperanza a curarse: el cáncer del niño Mathías desaparece con una terapia experimental

El pequeño Mathías, de 7 años, ha logrado vencer a una leucemia linfoblástica aguda B gracias a un tratamiento experimental aún no aprobado. “Sabemos que si nos quedamos quietos, el cáncer reaparece”.

Imagen de la fundación Cris contra el cáncer, Mathías junto a sus familia.

La vida es un camino que, durante su amplio recorrido, está lleno de sonrisas y lágrimas, momentos felices y tristes que nos acompañan durante años y que nos forman como personas. En el caso del pequeño Mathías, su recorrido por el camino de la vida aún debe continuar. El joven de siete años acaba de vencer al cáncer gracias a una terapia experimental que le ha añadido un recuerdo feliz a su trayecto.

Con tan solo 10 meses, Mathías fue diagnosticado de una leucemia linfoblástica aguda B, una enfermedad incapaz de reaccionar a la quimioterapia ni al trasplante de médula. Cuando sus padres, Yessenia Chacón y Wiston Rivas, recibieron el diagnóstico, se marcharon de Venezuela a España en busca de ayuda. “Nos ayudaron familiares, amigos y una persona muy famosa allá, así que conseguimos el dinero y nos vinimos”, relata Yessenia.

Ya en España, los padres dejaron atrás sus trabajos para poder tratar a su hijo, y en el Hospital Sant Joan de Deu, de Barcelona le realizaron un trasplante de médula procedente de su hermana Paola, y más tarde le inocularon estas células con el fin de destruir a las malignas. Pese a ello, el cáncer reapareció en forma de tumor sólido.

Tras el trasplante fallido, los médicos decidieron aplicar una terapia al tratamiento, la cual estaba compuesta por una terapia celular de última generación denominada CAR-T que ya usaron durante el trasplante. Esta terapia ni siquiera se ha llegado a aprobar y se ha aplicado, por el denominado uso compasivo, la prescripción de fármacos todavía no aprobados para enfermos que ya no tienen ninguna otra esperanza.

Antonio Pérez, uno de sus oncólogos de Mathías, y director de la Unidad CRIS de Terapias Avanzadas del Hospital La Paz, es el que ha desarrollado este tratamiento experimental. “Imagina que la célula es una persona, los CAR-T le cogen de un brazo para eliminarla; esta, a la que llamamos tándem, te coge de un brazo y de una oreja, así que no te puedes escapar”, señala Pérez para explicar cómo funciona la terapia.

Mathías recibió el tratamiento de estas células el pasado 29 de diciembre, y gracias a los esfuerzos de los oncólogos y a la ayuda recibida, su tumor ha desaparecido. “Mira, no hace falta ser médico para darse cuenta”, afirma Pérez al comparar un escáner del tumor de diciembre, y otro escáner de ahora sin el tumor.

Un tratamiento esperanzador

El tratamiento se ha elaborado en el hospital público de La Paz, con médicos del sistema público, pero financiado íntegramente con fondos de la fundación CRIS contra el cáncer, la cual ha invertido más de 7,1 millones de euros desde 2018 en la Unidad CRIS de Investigación de Terapias Avanzadas de este centro, donde se han tratado más de 886 niños y niñas con enfermedades y tumores muy diversos. Allí se ha llevado a cabo la elaboración de este tratamiento, que se encuentra a la espera de ciertos procedimientos burocráticos para iniciar un ensayo clínico que permita aplicarlo a individuos de menor edad y no tengan que recurrir a la vía del uso compasivo.

Actualmente, de los nueve niños que ya han recibido este tratamiento, seis de ellos han logrado seguir vivos. En términos científicos, estos datos dan muchas esperanzas a los pacientes que sufren esta enfermedad. Aún así los médicos continúan trabajando e investigando para hacer que el porcentaje de pacientes con leucemia que se sometan a la terapia y sobrevivan aumente.Sabemos que si nos quedamos quietos, el cáncer reaparece. Aquí tenemos una oportunidad, que la experiencia nos dice que es de unos 100 días a cuatro meses, y en ese tiempo hay que consolidarlo y realizar un segundo trasplante. Para hacerlo, no puede haber enfermedad”, explica su médico.

Fase final de la terapia

Pese a que el cáncer ha desaparecido, existe la posibilidad de que vuelva. Por ello, Mathías se someterá a un segundo trasplante, el 29 de febrero, en el Hospital Gregorio Marañón, donde actualmente está siendo tratado. “Él no sabe la gravedad de la enfermedad, pero sí conoce perfectamente en qué consiste, y sus tratamientos”, cuenta su madre.

En el caso de que el trasplante salga con éxito, en tres o seis meses, Mathías podrá hacer vida normal. “Los que tenemos trasplantados, incluso de segundos trasplantes, cuando pasan la fase crítica, van haciendo una vida como la de cualquier otro niño de su edad. Ahora se estima que hay medio millón de supervivientes en Europa que tuvieron leucemia infantil”, explica Pérez.

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