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SOCIEDAD

¿Cuántos hijos tuvo Napoleón y por qué llamaban ‘El Aguilucho’ al descendiente de Bonaparte?

El emperador francés tuvo un único heredero legítimo, el cual no llegó a gobernar sobre Francia tras la abdicación del “Águila Imperial”.

Napoleón II

La película de Napoleón Bonaparte, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Joaquín Phoenix, se estrenó el pasado viernes 24 de noviembre, y con ello han llegado varias dudas a los espectadores acerca de los misterios de la vida del emperador francés. ¿Tuvo descendientes? ¿Qué batallas ganó?, o ¿Cuántos hijos llegó a tener?

La vida del emperador ha sido un secreto para gran parte de la sociedad, pero, con el estreno de la película, los historiadores están resolviendo las dudas de los cinéfilos. El primer matrimonio de Napoleón fue con Josefina Beauharnais, el gran amor de su vida. Pero este no tuvo éxito, ya que Josefina no podía darle un heredero al emperador. Es por ello, que Bonaparte decidió contraer matrimonio, su segundo, con María Luisa de Austria, hija del emperador de Austria y sobrina de María Antonieta.

Este segundo matrimonio no fue muy bien aceptado por el pueblo francés, pero con el nacimiento de Napoleón Francisco José Carlos, el 20 de marzo de 1811 en las Tullerías, el pueblo acepto a la pareja. Nada más nacer el descendiente de Napoleón, se le otorgó el título de Rey de Roma, y más tarde el de Príncipe Imperial previsto por la Constitución napoleónica. Aun así, unos meses antes del nacimiento de Napoleón II, el emperador tuvo otro hijo, Alejandro, con la condesa polaca María Walewska, pero había sido inscrito como hijo del esposo de la condesa.

Tras su muerte, el 22 de julio de 1832, en Schönbrunn, a Napoleón II se le apodó como “el Aguilucho”, ya que era el hijo del Águila Imperial (Napoleón Bonaparte).

Napoleón II

Su infancia estuvo marcada por su educación estricta, marcada por preceptores e instructores militares, los cuales se encargarían de supervisar su formación. A lo largo de su vida, Napoleón II no disfruto demasiado de la compañía de sus padres, y mucho menos cuando su padre comenzó la campaña militar en Rusia en mayo de 1812.

En abril de 1812, Napoleón fue destituido por el Senado y, siguiendo el consejo de sus mariscales, abdicó en su hijo. El rey de Roma pasó a ser Napoleón II, un título fugaz, ya que ocho días después se firmó el Tratado de Fontainebleau entre Napoleón y los representantes de las tres monarquías de la Santa Alianza: Austria, Rusia y Prusia. Con ello, el emperador renunciaba a sus dominios, y con él su familia.

Con el destierro de Napoleón a la isla de Elba, su descendiente legítimo tuvo que marcharse a Viena, donde se cambió de nombre a Franz, al igual que su abuelo, y se convirtió en duque de Reichstadt. Con el paso de los años, nadie relacionaba al nuevo duque de Reichstadt con la figura de Napoleón Bonaparte, pero tras su abdicación en 1815, este proclamó: “Mi vida política se acaba, y nombro a mi hijo, bajo el título de Napoleón II, emperador de los franceses”.

Napoleón Francisco José Carlos, finalmente, no fue emperador, pero para los bonapartistas franceses, y los historiadores, Napoleón II pasó a ser el símbolo de las libertades secuestradas por el absolutismo.