Científicos se adentran en una cueva y descubren la madre de todas las telarañas: una ciudad de 100.000 habitantes entre dos países

Un grupo internacional de científicos ha descubierto la que con total seguridad es la telaraña más grande jamás documentada. Esta impresionante estructura natural se encuentra en el interior de la llamada Cueva del Azufre, un sistema subterráneo ubicado justo debajo de la frontera entre Albania y Grecia. Se estima que cubre una superficie de unos 106 metros cuadrados cerca de la entrada de la caverna.

El hallazgo tuvo lugar en 2022, cuando un grupo de espeleólogos de la Sociedad Espeleológica Checa se adentró en la cavidad y se topó con una gigantesca red de hilos que cubría paredes y techos por completo. Tras este descubrimiento inicial, un equipo de investigadores analizó el fenómeno con todo lujo de detalles y publicó sus conclusiones en la revista ‘Subterranean Biology’ en octubre de 2025.

Su estudio desveló que, aunque parezca increíble, la telaraña no pertenece a una sola especie, sino que está formada por dos tipos de arácnidos: unas 69.000 arañas domésticas, también llamadas tejedoras de embudo de granero, y alrededor de 42.000 ejemplares de Prinerigone vagans, una especie de araña tejedora de láminas. En total, esta “ciudad” arácnida supera la cifra de 100.000 “habitantes”.

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Los aracnofóbicos no deberían entrar en la Cueva de Azufre, por lo que sea

Lo más sorprendente de este descubrimiento es que nunca antes se había documentado una telaraña construida de manera conjunta por varias especies. Es algo inaudito. Además, en condiciones normales, la araña de embudo suele alimentarse de arañas más pequeñas como las Prinerigone vagans, lo que vuelve aún más insólita esta convivencia a gran escala. Según los científicos, las condiciones extremas de la cueva son lo que explican esta colaboración. La ausencia casi total de luz y la abundancia de pequeños mosquitos y otros insectos voladores proporcionan una fuente de alimento constante, lo que reduce la competencia y favorece la coexistencia entre ambos tipos de araña.

Los análisis genéticos llevados a cabo a los arácnidos de la Cueva del Azufre también mostraron que estas poblaciones son distintas de otras de la misma especie en el exterior. Esto sugiere que se han adaptado específicamente a la vida subterránea, lo que dio lugar a uno de los casos más extremos y fascinantes de arquitectura animal nunca antes vistos.

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