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CORONAVIRUS

Revelan qué secuela tienen más de un millón de españoles

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) indica que más de un millón de españoles sufren COVID persistente desde hace dos años.

Dispositivo sanitario de la prueba test del PCR para detectar la infección por coronavirus a las personas desde su coche
Álex Zea - Europa PressEUROPA PRESS

El coronavirus está en nuestras vidas desde hace más de dos años y aunque ya nos hemos acostumbrado a su presencia y la vida normal se recupera cada día más, eso no significa que la COVID-19 no siga repercutiendo en nuestra rutina y en nuestra salud. De hecho, los expertos e investigadores siguen con preocupación las secuelas que deja este virus que ha puesto en jaque a la sociedad.

Y es que según revela la vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Pilar Rodríguez Ledo, más de un millón de españoles sufre COVID persistente y la inmensa mayoría padece secuelas desde hace dos años. En una entrevista en EFE, la sanitaria lamenta que no se sabe qué pasará con los pacientes de COVID persistente en el largo plazo, pero avisa de que se están empezando a detectar procesos oncológicos de deterioro, regeneración de retina, neoplasias y diabetes.

“No podemos ser alarmistas ni conformistas, tenemos que averiguar qué sucede. El virus al estar escondido en alguna parte del organismo puede acabar produciendo una alteración del mismo y darse una mutación que derive en mayor prevalencia del cáncer”, señala.

Síntomas de la COVID persistente

La COVID persistente es una enfermedad multisistémica que puede afectar a cualquier parte del organismo. El síntoma más común es la astenia, un cansancio intenso que no permite realizar las actividades rutinarias del día a día. Los expertos explican que este síntoma no se da de manera constante, sino que unos días se manifiesta más fuerte que otros. La recuperación, eso sí, admiten que es escasa.

Además de la astenia, los pacientes con COVID persistente también sufren dificultad en la concentración, déficit de atención, cefalea, taquicardias, bradicardias y arritmias, dolores articulares y musculares y dificultades en la respiración. Hay pacientes que llevan sufriendo estos síntomas más de dos años. “Se esperaba que se curarían a los seis meses como por arte de magia, pero eso no ha sucedido ni va a suceder”, agrega Rodríguez Ledo.