¿Quiénes tienen renta antigua, cuánto dura el contrato y cómo se puede subir el alquiler?
Los contratos de renta antigua se firmaron entre 1950 y 1985, en un contexto de crisis cuando se estableció la medida para que las familias pudieran acceder a la vivienda.
Durante los años 1950 y 1985, tras la posguerra y en un contexto nacional de crisis económica, se firmaron contratos de renta antigua para que familias de toda España, que salieron de muchas zonas provincias sin industria, a otras donde poder trabajar.
Fue una medida para que cualquier familia en la circunstancia económica que estuviera, pudiera cambiar de ciudad, tener un hogar, y poder vivir y mejorar. Este contrato estaba pensado al 100% para proteger a los inquilinos y facilitar el acceso a la vivienda.
Pero es verdad que el casero, el dueño de la vivienda, no recibía compensación con el paso del tiempo ni adecuada la renta a las diferentes situaciones económicas ni evolución de las familias.
Estos contratos se regulaban por el decreto 4101/1964 del 14 de diciembre, eran alquileres de duración indefinida donde el inquilino tenía derecho vivir en esa vivienda hasta su fallecimiento e, incluso, cabía la posibilidad de prorrogar el contrato para cónyuges e hijos.
La situación es que estos contratos se hicieron en muchas grandes ciudades, en pisos céntricos, donde estaban los grandes edificios, y esas viviendas son ahora objeto de deseo inmobiliario.
Cuándo se derogó la renta antigua
Fue en el año 1994, aunque hoy en día se siguen beneficiando inquilinos en España, cuando se derogó. Era el Decreto Boyer, el que fuera ministro de Economía del Gobierno de Felipe González.
Se buscaba poner fin a los contratos de renta antigua para favorecer también a los propietarios de viviendas. Así, establecieron que la duración de los diferentes contratos se acordase entre inquilino y casero, eliminado la prórroga forzosa.
Ventajas de las rentas antiguas
Cómo rescindir el contrato de renta antigua
Lo ideal es que arrendatario y arrendador se pongan de acuerdo, pero obviamente nadie quiere pagar mucho más por algo que es realmente económico. Pero hay algunas situaciones en las que el casero tiene derecho a romper el contrato por vía judicial si fuera necesario.