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Qué es la ceguera facial, el trastorno que sufre el 3% de la población mundial: así nos afecta

También conocida como prosopagnasia, dificulta al cerebro el reconocimiento de rostros conocidos. Puede ser hereditaria o adquirida.

18/04/2022 Estes marte se celebra el Día Mundial de la Cefalea..
 
 Las cefaleas, caracterizadas por dolores de cabeza recurrentes, son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Con la pandemia se han disparado a nivel global estos casos de trastornos primarios dolorosos e incapacitantes como la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en brotes, tanto por la incidencia de la Covid-19 como por sus efectos adyacentes como la tensión emocional o el uso de las mascarillas.
 
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 CENTRO DE NEUROLOGÍA AVANZADA (CNA).
CENTRO DE NEUROLOGÍA AVANZADA (CEuropa Press

La prosopagnasia o ceguera visual era considerada como una enfermedad rara a principios de este siglo, sin embargo, diversos estudios han evidenciado que es un trastorno más común de lo que se pensaba. La ceguera visual afecta al cerebro, y en concreto, al proceso cognitivo de reconocimiento, también conocido como “agnesia visual”, es decir, la incapacidad de reconocer rostros conocidos, tal y como resultó la conclusión de un estudio de la Universidad Complutense de Madrid.

Tal y como se ha dicho antes, se pensaba que era una enfermedad rara desde un principio, sin embargo, un estudio realizado en Harvard, ha evidenciado que de afectar a 1 de cada 40 personas, tras una investigación con una muestra de 3116 personas, pueden verse afectadas 1 de cada 33 personas en el caso de padecer la enfermedad a lo largo de la vida.

Dos tipos de prosopagnasia

Asimismo, esta enfermedad puede padecerse desde el nacimiento, siendo hereditario debido a la mutación de un gen, o puede adquirirse a lo largo del proceso vital tras una lesión en un pliegue del cerebro encargado de coordinar sistemas neurales y del control de la percepción facial y de la memoria.

Explicación científica

La mejor manera de explicar esta enfermedad, resulta de la conclusión de esta investigación en un hospital de Gijón, en la que la describen de esta manera: “El paciente sabe que lo que está viendo es una cara, pero ha perdido la conexión entre lo que ve y la parte de la memoria que se dedica a la identificación”.

Difícil diagnóstico y complicaciones

Uno de los mejores ejemplos para ilustrar el difícil diagnóstico de esta enfermedad es que Brad Pitt es uno de los personajes más famosos que la padecen. De hecho, él mismo no era consciente que padecía prosopagnasia, ni tampoco tuvo un diagnóstico oficial.

Como toda enfermedad, limita algunas de las acciones que puede realizar habitualmente una persona sana. En este caso, tal y como arroja la investigación de la UCM, la mitad de los afectados presentan “secuelas que les impiden una vida completa, y entre un 40-70% de los pacientes sufren complicaciones visuales”.

Concretamente, donde más sufren las personas que padecen dicha enfermedad es en el ámbito social. En el estudio explican que las personas con prosopagnasia “suelen evitar las reuniones sociales y las aglomeraciones”. Un buen ejemplo para ilustrar este caso, es en el caso de las películas, ya que suelen tener problemas para seguir el argumento al olvidar los rostros de los personajes.

¿Posibles mejoras?

En un artículo del 20minutos, afirman la existencia de un estudio en el que mediante tratamiento, es más probable una mejora en casos leves que en casos graves. Para entender el calado de un caso grave por prosopagnasia, un ejemplo sería no reconocerse ni así mismo al mirarse al espejo.

Desde el Hospital de Cabueñes (Gijón), proporcionan algunas alternativas para que los aquejados de esta enfermedad puedan llevar su día a día de la mejor forma posible: “La única ayuda consiste en hacer que el paciente desarrolle distintas estrategias con las que compensar su déficit”. Como ejemplo podría valer modos de vestir, gafas, color de cabello o de ojos, tipo de peinado, forma de moverse o de hablar... , es decir, detalles que personalicen a una persona y ayuden a reconocerla.