Preuvas, Nochevieja y Año Nuevo en Madrid: origen, significado y por qué se celebra en la Puerta del Sol
La tradición de despedir el año al ritmo de las campanadas mientras se consumen uvas no tiene un origen claro más allá de ser una costumbre española.
La madrileña puerta del Puerta del Sol se engalana para despedir 2022 y recibir 2023 como si se tratara de un año más, aunque con matices. Antes de despedir el año, se recupera la cada vez más concurrida tradición de las preuvas, una celebración que aprovecha el ensayo del reloj de la Puerta del Sol, que reproduce los cuartos y la bajada de bola a las 0.00 horas del penúltimo día del año. El de la medianoche de este viernes será, digamos, el oficial, pero también habrá sendos ensayos el 30 y el 31 a las 12h.
En cualquier caso, más allá del hecho en sí, siempre surge la duda del origen, significado y por qué de esta celebración tan española mientras una suerte de teorías se entremezclan para llegar a la conclusión de que no existe certeza.
En la memoria colectiva se ha intentado grabar a fuego que el origen tiene que ver con el hipotético excedente de uva que se produjo en 1909, pero existen muchas dudas en torno a esta teoría ya que con los medios de la época, en la que precisamente la situación tampoco era boyante, llegar a finales de año con uva fresca era muy difícil.
No obstante, si aquel año aconteció el hecho tal cual se cuenta indicaría más una democratización de la costumbre que una explicación acerca de su origen. Además, hay constancia de que la relación entre las uvas y la Nochevieja viene de más lejos, aunque sea difícil a su vez establecer un formato o sentido claro.
Existen registros y pruebas documentales en diversos periódicos de la época de que esta costumbre ya se practicaba previamente. De hecho, en el Madrid de 1880 ya se menciona la tradición, aunque no con el significado actual de darle la bienvenida al nuevo año con la esperanza de que nos sea propicio y abunde la buena suerte, sino más bien como una burla a las clases altas, que en teoría celebraban la festividad con champagne y uvas en fiestas privadas al estilo francés, y como protesta, al prohibirse los festejos callejeros y solo dejar espacio para ese tipo de reuniones en la Puerta del Sol con motivo de las campanadas del reloj en Nochevieja.
Pero es una de las muchas teorías que circulan porque entre la década de los ochenta del siglo XIX y principios del siglo XX son varios los registros existentes que hablan de uvas en esta fecha tan señalada. Así pues, parece claro que el origen data mucho antes que aquel ‘milagroso’ excedente de uva de 1909, aunque ni la cantidad ni el sentido, entre otras cuestiones, están claros.
En definitiva, no hay constancia de cuándo se produjo el hecho en sí, pero se puede hablar de la generalización de la costumbre a partir de los años veinte, más aún hacia los años cuarenta, que coinciden con la puesta en marcha de la técnica de embolsado de racimos, que permite retrasar un mes el proceso de maduración de la uva. Si surgió como sátira o protesta y cuándo se convirtió en una tradición más lúdica, sigue siendo un misterio. Aunque quizá poco importa a estas alturas.