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Practican la eutanasia a ‘P-22’, el puma más famoso de Los Ángeles

El animal vivía en libertad en el Griffith Park, en el corazón de Los Ángeles. Las autoridades han decidido aplicarle la muerte asistida después de que le atropellase un coche.

A trail camera picture of mountain lion P-22, in Los Angeles, California, U.S., 2012. Miguel Ordenana/NATIONAL HISTORY MUSUEM OF L.A./Griffith Park Connectivity/Handout via REUTERS  ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY. NO RESALES. NO ARCHIVES. MANDATORY CREDIT.
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Imaginen que en la Casa de Campo de Madrid encuentran por casualidad un puma. Las autoridades le ponen un rastreador GPS y deciden nombrarlo como si fuera un personaje de Star Wars. Y, por si fuera poco, al puma le dejan vivir en Casa de Campo y andar a sus anchas. Querido por muchos y odiado por los diminutos animales de su hábitat, la vida de P-22, el puma más famoso de Los Ángeles, ha acabado este sábado.

La historia real sucede en el parque Griffith de Los Ángeles, que se sitúa en el corazón de la ciudad y tiene una superficie algo mayor a la Casa de Campo de Madrid, unos 17 kilómetros cuadrados. Un grupo de científicos instaló en 2012 unas cámaras trampa en el parque para ver qué tipo de animales vivían en el Griffith. Cámaras y acción, los dispositivos captaron en vídeo a un puma paseando por el parque y la sorpresa fue mayúscula. P-22 se convirtió en un símbolo de la ciudad.

P-22 escogió el Griffith como su hogar y nunca supuso un peligro para los residentes de la zona. Coexistía pacíficamente y se escondía durante las noches, siempre manteniendo las distancias con sus vecinos humanos. Prefería la oscuridad del parque —de vez en cuando alguna carretera— y era tímido por naturaleza. Pero últimamente empezó a aventurarse más en la ciudad de Los Ángeles y en zonas residenciales, lo que produjo un aumento de enfrentamientos con humanos y perros domésticos.

En una de sus recientes incursiones en la civilización, a P-22 lo atropelló un coche, causándole una fractura de cráneo, una lesión en el ojo derecho, hernias en algunos órganos y un desgarre en el diafragma, según declaraciones recogidas por Los Ángeles Times de Hendrik Nollens, vicepresidente de Salud de la Fauna en el Zoológico de San Diego. Además, en los últimos días los médicos descubrieron que el animal tenía insuficiencia renal en etapa 2, enfermedad renal avanzada, enfermedad hepática avanzada y una infección parasitaria.

“P-22 tenía una serie de lesiones graves y problemas de salud crónicos, su pronóstico se consideró pobre”, ha explicado esta mañana Chuck Bonham, director del Departamento de Pesca y Fauna de California. Tras el incremento de los ataques, los biólogos de la Fauna del Servicio de Parques Nacionales decidieron capturar al puma mediante un dardo tranquilizante. Fue cuando encontraron a P-22 en un estado muy deteriorado y decidieron no devolverlo al Griffith Park. Finalmente, las autoridades han decidido aplicarle eutanasia sobre las 9:00 horas locales de este sábado. “Esto realmente duele. Ha sido una situación muy difícil durante varios días”, ha dicho Bonham.

“El Brad Pitt” de los pumas

Se cree que P-22 llegó a Los Ángeles desde las montañas de Santa Mónica, lugar en el que viven algunos pumas. El animal pudo haber atravesado las colinas de Hollywood y las autopistas 405 y 101 hasta llegar al corazón de la ciudad.

Desde entonces, P-22 se convirtió en una tímida estrella de Hollywood que no se dejaba ver con frecuencia. También se transformó en un símbolo de Los Ángeles. Breth Pratt, la directora de Federación Nacional de Vida Silvestre de California, se tatuó a P-22 y lo llegó a apodar “el Brad Pitt de los pumas” por ser atractivo, enigmático y desafortunado en el amor, ya que jamás salió del Griffith Park para encontrar pareja.