¿Por qué se le llamaba “perra chica” a la moneda de cinco céntimos de peseta en España?
Esta moneda tenía un valor de cinco céntimos de peseta. Durante 70 años estuvieron en curso, por lo que su denominación más popular era plenamente aceptada.
El 19 de octubre de 1868 nace la peseta como unidad monetaria por decreto del Gobierno Provisional tras el derrocamiento de Isabel II. Este Ejecutivo decide centralizar toda la producción en la Ceca de Madrid, el origen de lo que es hoy la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Desde entonces se han acuñado en dicho edificio todas y cada una de las pesetas que han circulado hasta la aparición del euro.
De hecho, el Decreto que estableció a la peseta como moneda oficial en nuestro país recogía lo siguiente: “En todos los dominios españoles la unidad monetaria será la peseta, moneda efectiva equivalente a 100 céntimos”.
Además, otra de sus peculiaridades era que debía estar sujeta al Sistema Métrico Decimal y contar con el mismo peso y ley que la lira italiana, el franco francés y el resto de las divisas del Viejo Continente.
Cada peseta encierra en sus pequeñas dimensiones la historia, la política, la religión, la economía y el arte del instante en el que se acuñó. La peseta alberga 134 años de historia de España concentrada.
¿Cuáles fueron las primeras monedas?
La primera pieza acuñada en 1869 es la unidad. Nace con la leyenda de ‘Gobierno Provisional’ en el anverso, en lugar de ‘España’, que figurará en las siguientes acuñaciones y en los valores en plata.
El motivo elegido fue la personificación de Hispania recostada sobre los Pirineos, inspirada en las monedas del emperador Adriano. Además, el bronce representaba a España como matrona sentada sobre las rocas. Ambas fueron magníficamente grabadas por Luis Marchionni, quien, desde 1861, ocupaba el cargo de grabador principal de la Casa de la Moneda de Madrid.
¿Por qué se conocía a la moneda de cinco pesetas como ‘perra chica’?
El reverso de esa moneda se hizo en plata, con la presencia del escudo de España. Mientras el bronce exponía la figura de un león rampante sosteniendo este elemento, la imagen que dio pie a la popular denominación de ‘perra gorda’ o ‘perra chica’, dado que la gente vio un perro donde figuraba un león.
De hecho, el diseño del león hizo que se rebautizaran las monedas de diez céntimos con el sobrenombre de ‘perra gorda’. Pero, también estaba la ‘perra chica’. Esta era una moneda con un diseño idéntico, pero con las diferencias de que tenía un menor tamaño y era de menos valor (dado que era de cinco céntimos de peseta).