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Rusia actúa contra Alemania

La decisión de Berlín de expulsar a diplomáticos rusos ha causado una ira desbocada en Moscú, que tacha la medida como “acción hostil” y promete respuestas simétricas.

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Russia's Foreign Minister Sergei Lavrov leaves after a meeting with Brazil's Foreign Minister Mauro Vieira in Brasilia, Brazil, April 17, 2023. REUTERS/Ueslei Marcelino
UESLEI MARCELINOREUTERS

Este 2023 ha significado un punto de inflexión para la geopolítica mundial. Casi por una inercia intrínseca en la relación entre bloques y potencias, el apoyo a un bando u otro en el frente ucraniano ha traído la internacionalización de la guerra. Un paso más allá en el que se desdibuja el horizonte bélico y comercial bajo un telón de influencias y alianzas en el que, cada día más, es imposible no posicionarse.

No es la primera internacionalización de un conflicto, pero sí la más global y significativa desde que se firmara el último parte de la Segunda Guerra Mundial. Con permiso, claro, del secretismo frío que acompañó a la Guerra Fría durante sus décadas de ‘casis’. Prueba de ello es la resurrección de una Alemania que no tomaba partido de forma tan meridiana desde la misma fecha.

“Expulsión masiva” de diplomáticos

Fue significativo el anuncio de la duplicación del gasto militar alemán, que pasó de un 1% a un 2% de todo el PIB nacional, el año pasado. También lo fue la decisión del canciller, Olaf Scholz, de enviar los famosos Leopard 2 al Donbás. Ahora, tras semanas de tensión indirecta, Berlín da otro paso en esta partida de ajedrez con la “expulsión masiva” de diplomáticos rusos de las fronteras de Alemania.

Este anuncio, que no ha tardado en ser duramente denunciado por Rusia, ha encendido una ira desbocada en las autoridades moscovitas. Con la frialdad y la dureza que se estila en el Kremlin, y con un tono propio de Hammurabi, la reacción ha jurado una respuesta simétrica. Un nuevo capítulo entre dos países que, de nuevo, encañonan con rabia y sin balas.

German Chancellor Olaf Scholz attends a news conference with Portugal's Prime Minister Antonio Costa at Sao Bento Palace in Lisbon, Portugal, April 19, 2023. REUTERS/Pedro Nunes
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German Chancellor Olaf Scholz attends a news conference with Portugal's Prime Minister Antonio Costa at Sao Bento Palace in Lisbon, Portugal, April 19, 2023. REUTERS/Pedro NunesPEDRO NUNESREUTERS

A la primera réplica le ha seguido una especificación del ministerio de Exteriores ruso. Desde el gabinete se considera que Berlín “quiere destruir por completo las relaciones con Moscú con acciones hostiles”. En el mismo arrebato, decide hacer lo propio y reducir “significativamente” la cifra de diplomáticos alemanes en Rusia. Ambas medidas, tal y como ha confesado Exteriores, venían coleando desde principios de mes.

Tensión por el mensaje, odio por las formas

Si bien la decisión no es la más grave que se puede encontrar en un contexto con semejantes tensiones, sí que resulta una muy mala señal. No se trata de u ataque hiriente en el contenido; pero, como ocurre en la política, el problema está en las formas. Esto también lo ha condenado el Gobierno ruso, que ha tachado las indiscreciones y lujos que se ha tomado Berlín, incumpliendo “garantías” para no hacer públicas las medidas adoptadas y empleando “filtraciones controladas” de información.

Esta falta de formas daña la política con vistas peligrosas a una posible degeneración de las relaciones. Así lo ha mostrado Rusia. Tensar la cuerda. En la guerra, como apuntó Winston Churchill, sólo se muere una vez. En la política, no.