Erdogan enferma en directo en la televisión turca
El presidente turco, sumido en la carrera por las urnas más difícil de los últimos años, sufre un episodio de gastroenteritis que afecta de lleno a su agenda electoral.
Turquía afronta una de sus campañas electorales más impredecibles de los últimos años. Recep Tayyip Erdogan, bajo ese estandarte de ‘líder único’ que tienen aquellos mandatarios que encadenan lustros en un gobierno, está encontrando en el principal líder de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, cuya coalición aglutina hasta seis partidos políticos, un hueso duro de roer.
Por ello, ambos candidatos apuran su agenda, casi con dotes de bilocación, para salir triunfadores en la cita con las urnas del próximo 14 de mayo. En medio de este torbellino de eventos, Erdogan se ha visto obligado a suspender parte de la campaña electoral por una enfermedad que le asaltó durante una entrevista en directo delante de todo el país.
Reconstrucción del desafortunado directo
Algunos rumores hablaban de infarto, otros de puto acting. Sea como fuera, lo que todos los espectadores vieron desde su casa fue cómo la transmisión de televisión se cortaba abruptamente. Ocurrió en los canales progubernamentales Ulke TV y Kanal 7. Segundos antes, un círculo de periodistas, todos sentados, planteaban sus preguntas al líder turco.
Entonces uno de ellos dio la pista de que algo no iba bien. Justo al finalizar su pregunta, la cámara enfocó al entrevistador: su cara, cada vez más alarmada. Lo que vino después fue, simple y llanamente, la pantalla en blanco. Nada más lejos de la realidad: se trataba de una gastroenteritis. Fue el propio Erdogan quien explicó que, incluso, se había replanteado cancelar el programa al encontrarse “con este tipo de situaciones en medio de un trabajo tan ocupado”. El esfuerzo por una campaña electoral hercúlea estaba pasando factura.
Como suele ocurrir, las redes sociales adelantaron toda clase de teorías; y entre las más repetidas, la que ganó más terreno fue aquella que hablaba de un ataque al corazón. Las autoridades, no exentas de torpeza, corrigieron a quienes incurrieron en estas afirmaciones. Finalmente, el jefe de comunicaciones de Erdogan, Fahrettin Altun, se manifestó en redes sociales para “rechazar categóricamente tales afirmaciones sin fundamento”.
Problemas en las urnas
Bajo el infortunio comprendido de quien entiende que ha sufrido algo en el peor momento posible, Erdogan ha cancelado tres apariciones en el centro de Anatolia y todos sus eventos del jueves. Lo hace, según ha expresado, por el consejo de los médicos. De hecho, ha fallado en la pieza estrella de su campaña electoral: la apertura de la primera central nuclear de Turquía en Akkuyu, en la costa mediterránea. Años de construcción para no poder sacarse la foto.
Como una pérdida así sería muy grave para los intereses en las urnas, ha participado en el evento por videoconferencia. En la consecución de los objetivos de la planta ha participado Rusia, motivo que ha proporcionado al presidente ruso, Vladimir Putin, una bonita llave para participar también telemáticamente. Ambos mandatarios han hablado sobre fomentar las relaciones bilaterales y no han dejado pasar la oportunidad para tratar el conflicto de Siria, la invasión de Ucrania y los acuerdos para la exportación de cereales a través del mar Negro. Turquía, por interés comercial y geopolítico. Rusia, porque tener un semi-aliado dentro de la OTAN es casi un caballo de Troya.
Antes del tono negociador y las caras serias hablando de decisiones difíciles, Putin ha deseado una pronta recuperación a Erdogan. También lo ha deslizado un Kilicdaroglu consciente de que, quizá, en menos de un mes pone punto y final a un mandato cuya sombra se extiende, todavía, 21 años; y a sabiendas de que el episodio de la entrevista, como cualquier pequeño detalle en una carrera electoral, puede ser vital. Cosas del directo.