Nuevo descubrimiento en la catedral de Santiago
El Maestro Mateo plasmó una mano guidoniana en una de las figuras del coro, cuyas primeras representaciones se sitúan 300 años después.
El Maestro Mateo sigue dando noticias a día de hoy. Noticias y notas, como aparecen en el coro de piedra que construyó en la catedral de Santiago de Compostela. Aunque si por algo es conocido, es por su obra cumbre, el Pórtico de la Gloria que tantas visitas atrae.
El coro de piedra se encontraba en la nave central, cerca del altar. Fue demolido porque no se adaptaba a los gustos y a la nueva liturgia de la iglesia. Cada parte que formaba esta obra de piedra fue a parar diferentes sitios. Algunas esculturas fueron reutilizadas, en su mayoría descontextualizadas en fachadas o fuentes, mientras que otras fueron tragadas por la propia catedral como material de relleno.
Sin embargo, a pesar de ya no ser una obra de la Catedral de Santiago, sigue dando que hablar. El historiador del arte Francisco Prado-Vilar acaba de encontrar uno de los descubrimientos más revolucionarios en el mundo del arte.
Según la teoría de este historiador, y tras consultar con varios musicólogos de diferentes países, ha llegado a la conclusión de que el Maestro Mateo se habría adelantado varios siglos a las primeras representaciones artísticas de la llamada “mano guidodiana”, un método musical de aprendizaje.
Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista Románico Digital. Este nuevo descubrimiento, según apuntan los expertos, vendría a confirmar la obsesión del artista de representar la música. Además, de en el coro, logró hacer que la piedra sonase con los ancianos del Apocalipsis del Pórtico, que tienen instrumentos de piedra, y también con los niños cantores que decoraban el coro pétreo donde se sentaban los canónigos.
Los expertos detallan que las primeras representaciones de la mano guidoniana se sitúan en Italia y 300 años después de que el Maestro Mateo construyese el coro en la catedral.
Un visionario artístico
El código musical de la “mano guidoniana” servía de guía. En varios puntos de la palma de la mano izquierda se identificaban los tonos y semitonos de la escala musical. Era como una especie de pentagrama.
A pesar de que algunos de estos infantes que formaban el coro han llegado amputados al siglo XXI, en otros es posible adivinar la nota musical que expresan en su mano izquierda mientras que, con la derecha, sujetan cartelas con los títulos de las composiciones que van a entonar.
Hoy los cantores están desperdigados o destruidos. Solamente seis de ellos fueron incrustados en la fachada de Platerías de la catedral, mientras que los demás fueron integrados en la reconstrucción del coro del Maestro Mateo que hicieron los historiadores Ramon Otero Túñez y Ramón Yzquierdo Perrín en el Museo de la Catedral de Santiago.