NASA: las probabilidades de un impacto de asteroide en la Tierra son “mucho mayores”
La Agencia cree que los cráteres más recientes de la Tierra se produjeron por impactos que “pueden haber sido mayores y más energéticos” de lo estimado.
Se cree que al final del Cretácico, un asteroide de gran tamaño impactó contra la Tierra y produjo la extinción de los dinosaurios. Hace 65 millones de años desaparecieron los últimos mosasaurios y plesiosaurios, también los pterosaurios que surcaban los cielos. Se marchitó la mayor parte de la vegetación del planeta y el plancton, alimento básico para la cadena alimenticia del océano, se vio muy afectado. Un meteorito, millones de pérdidas. ¿Podría volver a ocurrir algo así?
Según la plataforma Eyes on Asteroids de la NASA existen en la actualidad 2.296 objetos potencialmente peligrosos (PHO, por sus siglas en inglés). Los PHO son unidades que tienen un tamaño de al menos 140 metros de largo y pasarán al menos a unos 7.480.000 kilómetros de la Tierra. Son peligrosos “en un sentido a largo plazo”, es decir, sus órbitas actuales no cruzan nuestro planeta, pero “están lo suficientemente cerca para que, durante cientos o miles de años, puedan evolucionar para cruzar la Tierra”.
En caso de que un asteroide amenace seriamente a nuestro planeta, la misión DART (Double Asteroid Redirection Test, por sus siglas en inglés) sería la primera defensa. Este organismo de la NASA fue el encargado de derribar el asteroide Dimorphes el pasado mes de septiembre para probar —no amenazaba la tierra— si era posible cambiar el movimiento de un cuerpo celeste natural en el espacio. La misión fue todo un éxito. Pero, ¿y si el impacto de antiguos asteroides en la tierra hubieran tenido una intensidad mucho más alta de la que pensamos?
Impactos “mayores y más energéticos” de lo estimado
James Garvin (científico jefe del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA) se hizo esa pregunta y ahora, tras publicar un estudio en el que refleja que “las probabilidades de impacto son mucho mayores”. En el análisis, se actualizaron las cifras que se utilizan para estudiar mapas en 3D en zonas de antiguos impactos. El estudio se ha centrado “en cuatro cráteres de impacto complejos que abarcan el último millón de años de la historia de la Tierra, principalmente dentro de las regiones tropicales, con diferentes características de roca objetivo”.
La conclusión del análisis es que los recientes cráteres producidos por objetos cercanos a la Tierra “pueden haber sido mayores y más energéticos de lo que sugieren estudios actualmente publicados”. Por ejemplo, se estima que el cráter Pantasma de Nicaragua tiene unos 14 kilómetros, pero gracias al mapa 3D establecido, se cree que puede llegar a los 33.