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Los niños nacidos cerca de sitios de ‘fracking’ multiplican las opciones de padecer leucemia

Según un estudio publicado en la Universidad de Yale (Estados Unidos), los niños tienen tres veces más probabilidades de ser diagnosticados con leucemia.

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Fracking explained

Los niños de Pensilvania con una edad entre los 2 y los 7 años que viven cerca de lugares con fracking - donde se llevan a cabo explotaciones de petróleo y gas no convencionales - tienen hasta tres veces más probabilidades de ser diagnosticados con leucemia en el futuro, en comparación a aquellos menores que no están expuestos a esta actividad petrolífera.

Es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Yale (Estados Unidos). Una investigación que fue publicada el 17 de agosto en la revista ‘Environmental Health Perspectives’, y en la que se analizaron los datos de 2.500 niños de Pensilvania, de los cuales 405 fueron diagnosticados de leucemia linfoblástica aguda (LLA), el tipo de cáncer más común en los menores de edad. Se trata de un tipo de leucemia que surge de mutaciones en las células inmunitarias linfoides.

Según recoge el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), es un tipo de cáncer por el que la médula ósea produce demasiados linfocitos. La sensación de cansancio, la debilidad, el mareo, la dificultad para respirar, la piel pálida, las infecciones que no desaparecen, los moratones en la piel y el sangrado, como hemorragias nasales frecuentes o graves, sangrado de encías o sangrado menstrual abundante en las mujeres son algunos de los signos y síntomas más frecuentes.

“La explotación no convencional de petróleo y gas puede utilizar y liberar sustancias químicas que se han relacionado con el cáncer, por lo que la posibilidad de que los niños que viven cerca de las UOG estén expuestos a estos carcinógenos químicos es un problema importante de salud pública”, explicó la autora principal del estudio, Nicole Deziel.

Por su parte Cassandra Clark, primera autora del estudio y asociada postdoctoral en el Centro Oncológico de Yale, destacó que la investigación se produjo debido a la escasez de estudios en esta materia. “Nos propusimos realizar un estudio de alta calidad para investigar más a fondo esta posible relación. Nuestros resultados indican que la exposición al UOG puede ser un factor de riesgo importante para la LLA, en particular para los niños expuestos en el útero”.

El agua potable, una hipotética vía de exposición

Sin embargo, no fue la única conclusión a la que llegó dicho estudio. Los autores del mismo expresaron que el agua potable podría ser una importante vía de exposición a las sustancias químicas relacionadas con el petróleo y el gas. Para ello, los expertos hicieron uso de una nueva métrica de exposición que denominan “IDups”, con la hacen referencia a la “distancia inversa al pozo de petróleo y gas no convencional más cercano”.

Es decir, los autores de la investigación trazaron un plan de investigación de los pozos defracking’ dentro del área de la cuenca hidrográfica de un niño, zona de la que probablemente extraería agua un pozo de agua potable y a la que acudiría para abastecerse. Aquellos pozos que se encuentran dentro de la zona de la cuenca hidrográfica tienen más probabilidades de afectar al suministro de agua potable de la casa.

¿Qué es el fracking? ¿Cómo puede afectar a la salud?

Se conoce como ‘fracking’ al proceso llamado fracturación hidráulica o hidrofracturación, mediante el cual se hace referencia a la técnica para extraer gas, petróleo y otros recursos minerales del subsuelo. Se trata de una técnica no convencional porque busca hidrocarburos de reservorios que no son los habituales. Es decir, las rocas tratadas con el fracking son de baja permeabilidad. De ahí que se emplee la fractura con agua.

El ‘fracking’ puede generar contaminación del agua dulce que va a ser consumida o utilizada por la población. Los acuíferos pueden ser contaminados por gas metano o con el fluido que se extrae junto con los gases. Se corre riesgo de afectación de la piel, los ojos, el sistema nervioso central y el sistema respiratorio.