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ACTUALIDAD

Las grandes ciudades que pueden desaparecer en un futuro

La ONU advierte de que la subida del nivel del mar podría arrasar numerosas poblaciones costeras en las próximas décadas.

Bandera británica junto al Big Ben

Es una amenaza que los ecologistas enarbolan constantemente. Si no se frenan los efectos de la emergencia climática, la subida del nivel del mar podría redibujar el mapamundi de forma terrorífica. Aunque, por mucho que se repita esta descorazonadora perspectiva, parece que el mundo no termina de tomársela en serio. No obstante, la posibilidad es muy real. Y cada vez más , de hecho. Todo apunta a que, salvo cambio colectivo de rumbo, en apenas un puñado de décadas habrá poblaciones parcial o completamente enterradas bajo el agua.

El motivo es, fundamentalmente, el deshielo de zonas como la Antártida o Groenlandia. Este aumento repentino del caudal marítimo puede provocar la subida del nivel del mar en varios centímetros (o incluso metros). Las ciudades costeras que se encuentran a poca altitud serían las primeras víctimas de este cambio ambiental tan agresivo. Millones podrían perder sus casas y ver cómo el sitio donde nacieron, se criaron y vivieron simplemente deja de existir poco a poco. Huelga decir que esto desencadenaría, además, una crisis migratoria sin precedentes. Sería una reordenación del mundo extremadamente traumática.

Las Naciones Unidas han puesto la lucha contra el calentamiento global en la cúspide de sus prioridades políticas. El órgano supranacional tiene la ingente —y a menudo frustrante— misión de adoptar una posición conciliadora de arbitraje internacional para conseguir que países con intereses enfrentados remen en una misma dirección. No siempre consiguen sus objetivos, pero el secretario general de la institución, Antonio Guterres, se ha ganado el respeto y el oído de mandatarios de todo el mundo. Aunque, quizás, esto no es suficiente.

El gran anhelo de la ONU es hacer entender al mundo que la única salida posible es la de la unanimidad. De no adscribirse decididamente a una política común contra las emisiones de carbono, las consecuencias podrían ser irreversibles. Un estudio de la publicación científica Nature señala que la fecha para la que se debe conseguir emisiones netas de carbono cero antes de que sea demasiado tarde es el año 2060. Parece lejano, pero es ingente también el camino por recorrer.

El mundo bajo amenaza

Guterres, que antes de ocupar su cargo actual fue durante casi siete años primer ministro de Portugal, se ha distinguido siempre por su defensa de las políticas igualitaristas como vía para alcanzar los objetivos globales. La ONU tiene la determinación de trazar un plan que asegure la transición ecológica hacia un sistema productivo más sostenible pero, al mismo tiempo, garantizar el desarrollo de las economías emergentes. Por lo tanto, el reto encontrar un encaje para estos objetivos que permita el consenso y la transversalidad política.

La alternativa podría ser fatal, tan y como recuerda constantemente el mandatario de la ONU, que en varias ocasiones ha avisado del escenario terrible e incierto que se abriría si se termina por cumplir la fatal profecía del deshielo. Algunas de las ciudades más grandes e importantes del mundo podrían simplemente desaparecer del mapa y ser engullidas por el mar. Lugares como El Cairo, Shanghái, Los Ángeles, Buenos Aires, Bombay o Londres (entre muchos otros sitios) estarían bajo amenaza directa. Los datos evidencian que esto es una carrera a contrarreloj.