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Las ‘ciudades cerradas’ de Rusia: así son

Tras la caída de la Unión Soviética, Rusia mantuvo algunas ZATO en las que solo sus residentes pueden entrar y salir libremente.

Las ‘ciudades cerradas’ de Rusia: así son
Pavlikhin A

Una ciudad cerrada es una urbe en la que tanto el acceso como la estancia están restringidos: para poder entrar en ella se necesita una autorización especial del Gobierno. La Unión Soviética tenía una gran cantidad de estas ciudades, y algunas de ellas todavía mantienen el estatus de ciudad cerrada.

En concreto, a este tipo de urbes se les conoce como ZATO (División Administrativa Territorial Cerrada, según sus siglas en ruso), y en 2014, según información de EFE, había 45 ZATO funcionando en Rusia: 33 bajo órdenes del Ministerio de Defensa ruso, 10 controladas por la empresa nuclear Rosatom y una por la agencia espacial Roscosmos.

Según EFE, en las ZATO viven más de un millón de personas. Normalmente, las ciudades cerradas reciben este estatus porque albergan arsenales, complejos militares o instalaciones nucleares, como Zelenogorsk (Krasnoyark) y Sárov (Nizhni Nóvgorod).

Los turistas tienen el paso completamente prohibido (a no ser que cuenten con una autorización del SVR, el servicio de inteligencia exterior ruso), y solo los residentes de las ZATO tienen un salvoconducto que les permite entrar y salir cuando quieran de las ciudades cerradas. Con la caída de la URSS, algunas ZATO se abrieron al mundo, decisión que hasta hoy día tiene sus apoyos y críticas.

“Vivir en una ciudad cerrada era un privilegio. Todos nos envidiaban. Nadie quería que abrieran la isla cuando cayó la URSS”, aseguraba a EFE Nadezhda Osmolóvskaya, que residió durante más de 30 años en la isla de Kronstadt. “Viví en Kronstadt desde 1976 hasta hace muy poco. Trabajaba como profesora de geografía en una escuela. En cuanto abrieron la isla, se llenó de delincuentes”, explicaba Osmolóvskaya.

Las desventajas de una ZATO

Según el medio mencionado, las ZATO tienen los niveles más bajos de delincuencia de toda Rusia. Hay ciudades que desean obtener dicho estatus para limitar la llegada de inmigrantes extranjeros y de otras repúblicas rusas.

Algunos creen que esas medidas son anticonstitucionales porque impiden el libre desplazamiento de los ciudadanos. Además, critican el tiempo de espera que requiere obtener un permiso para acceder a las ZATO, que en ocasiones lleva más tiempo que recibir un visado para viajar a un país miembro de la Unión Europea.

Por otro lado, las desventajas: los riesgos de vivir en las inmediaciones de una planta nuclear o un centro de destrucción de armas químicas, como ocurrió cuando el fuego estuvo a punto de alcanzar el centro nuclear federal de Sárov en 2010, lo que obligó a retirar el material radiactivo.