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La inteligencia británica destapa el “empeoramiento” de una carencia del ejército de Rusia

La escasez de munición está siendo uno de los mayores impedimentos para que las tropas atacantes alcancen sus objetivos militares

KHARKIV, UKRAINE MARCH 11: Buildings are damaged in the suburb of Saltivka, Kharkiv, Ukraine on March 11 2023 as Russian-Ukrainian war continues. Saltivka is located in the north-east of the city, along a busy ring road. Until last month, it was the closest point to territory occupied by Russian troops, and to their powerful artillery. Saltivka is a large residential area in the north-eastern part of the Kharkiv region in eastern Ukraine. It mainly encompasses the Saltivskyi district of the same name, with certain areas spreading into the Kyivskyi and Nemyshlyanskyi districts as well. It was reported as one of Ukraine's largest residential regions, with 400,000 to 800,000 residents, according to various estimations. (Photo by Jose Colon/Anadolu Agency via Getty Images)
Anadolu AgencyGetty

Son tiempos difíciles para Putin. Su “operación militar especial”, nombre con el que el ejecutivo ruso se refiere siempre a la guerra de Ucrania, lleva más de un año de duración. Lo que, en principio, iba a ser solamente una rápida anexión de territorios fronterizos, ha acabado convirtiéndose en un cruento enfrentamiento entre dos fuerzas inesperadamente parejas. En cuestión de meses, los defensores organizaron una resistencia a la ofensiva que ha demostrado ser extraordinariamente eficaz.

Los avances rusos llegan con cuentagotas. El conflicto está tendiendo a la estabilización y el frente se estanca tras las líneas de trincheras defendidas con uñas y dientes por uno y otro bando. Las calles de ciudades (ya ruinosas) como Bajmut se llenan con cientos de cadáveres cada día. Es un pulso cuyo fin no se atisba. El mundo sigue de cerca cada pequeño movimiento, pues en el desenlace de esta dura guerra se puede decidir el futuro de las relaciones internacionales y la correlación de fuerzas entre los bloques.

El ejército ucraniano está indudablemente en problemas, pues el empuje ruso no parece, de momento, mitigarse a pesar de los continuos varapalos. Pero la situación de los invasores tampoco es halagüeña. Las condiciones de los soldados son precarias e insostenibles a largo plazo. De todos los problemas, el que más preocupa a los altos mandos es la continua escasez de munición. No se puede ganar una guerra con fusiles sin balas.

Frente estancado

A pesar de que hace meses que se suceden las informaciones referentes al desabastecimiento ruso, el último informe de la inteligencia británica apunta a que la situación es aún más desesperada de lo que se pensaba. Aseguran que Putin está dando los primeros pasos en la transición hacia una “economía de guerra”, ya que la industria armamentística del país no está siendo capaz de mantener el ritmo de producción que exige la frenética desenvoltura de los acontecimientos. Las fábricas están saturadas y los soldados son instruidos para racionar la poca munición que tienen.

Por culpa de las carencias logísticas, Rusia estaría viéndose superada, y con frustración observan desde Moscú cómo sus efectivos se ven incapaces de completar, por ejemplo, la toma de Bajmut, población que está dividida en dos, con la parte oriental en manos de los atacantes y la occidental aún bajo dominio ucraniano. Además, en este caso, el paso del río funciona como trinchera natural y frontera entre los contingentes.

Reino Unido ya informó de que los soldados rusos habían recibido órdenes de disparar lo menos posible, y de primar, siempre que el escenario se prestara a ello, el combate cuerpo a cuerpo. Y no es una elucubración otanista, pues el propio líder de Grupo Wagner ha tenido encontronazos públicos con el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, al que algunas voces críticas del Kremlin azuzan constantemente en busca de soluciones al problema mortal de la escasa munición.