La ciudadanía china, desesperada por la COVID: fiebre por los limones
Los habitantes del país asiático recurren a un producto natural, cuya eficacia no está demostrada científicamente, para buscar protección ante el virus.
Después de las múltiples protestas en China por los confinamientos severos por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, finalmente el gobierno del país asiático decidió flexibilizar las medidas de ‘COVID cero’ impuestas desde el inicio de la emergencia sanitaria. Un control total de la enfermedad que, después de casi tres años, ha terminado por cansar a la ciudadanía.
Ahora, la economía del gigante chino busca recuperarse tras varios años de fuertes restricciones. Convivir con el virus, como ya ha hecho la mayoría de los países de todo el mundo tras superar la peor etapa de la pandemia. Con ello, China pasa por la primera de las tres olas que se esperan para los próximos meses. Y en este renacer de la economía del país, los limones se han convertido en un elemento clave.
¿Por qué el limón? Es un remedio natural, pero su eficacia contra el virus no está científicamente probada: no hay evidencias que indiquen una eficacia de las propiedades de la vitamina C para tratar o prevenir la infección por COVID, pero los ciudadanos de China apuestan por esta solución ‘casera’ ante la escasez de medicamentos contra gripes y resfriados.
Precios desorbitados
Ante tal avalancha en la demanda, los productores de limón en China no dan crédito. El mercado, aseguran, está “en llamas”. Según explica un agricultor a Bloomberg, sus ventas se han disparado de las cinco o seis a la semana a las veinte o treinta actualmente. Una fuerte demanda especialmente evidente en grandes ciudades como Pekín y Shanghái, si bien se produce en todos los puntos del país.
El precio del limón, como fruto de esta cambio en la demanda, se ha duplicado en los últimos días: de costar entre dos y tres yuanes han llegado a los seis. Una auténtica fiebre por esta fruta que no es la única: también se ha disparado, en menor medida, la demanda de naranjas, peras y melocotones en lata. En el trasfondo, una vieja creencia popular que dice que la fruta fría y dulce puede mejorar el apetito, sobre todo cuando se está enfermo.
El aspecto a favor de esta ‘locura’ por la compra de esta fruta, tratando de conseguir inmunidad frente al virus, es que se están salvando toneladas de alimentos que el mes pasado los agricultores pensaban que tendrían que tirar, ante las fuertes restricciones en cuanto al transporte. Con el cambio de política ante el virus, las cosas han cambiado.
Preocupación internacional
Por otro lado, la actual situación en China preocupa a otros países. Con una población mayor con un bajo porcentaje de vacunación, el fin de la mayor parte de las restricciones puede suponer una nueva situación hospitalaria complicada. Los contagios siguen al alza tras el levantamiento de las restricciones. El epidemiólogo local Eric Feigl-Ding considera que en los próximos días contraerá la enfermedad cerca del 60% del país.
Desde fuera del país, se teme que esta fuerte ola de contagios pueda hacer aparecer nuevas variantes del virus. Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, recuerda que “cada vez que el virus se propaga tiene el potencial de mutar y representar una amenaza para las personas en todas partes”.