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Jara Pérez, sobre los superalimentos: “No existen”

La investigadora del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición habla con Diario AS sobre las falsas creencias de este término tan popularizado. Y es que pueden ser sustituidos por alimentos tradicionales.

Jara Pérez, sobre los superalimentos: “No existen”
Imagen cedida por Jára Pérez

Los superalimentos son alimentos muy completos con una alta concentración de antioxidantes, grasas saludables o vitaminas, un gran potencial nutritivo y múltiples beneficios para la salud. Su función principal es nutrir a nuestro cuerpo de todo lo que necesita con alimentos ricos en nutrientes y que, al ser consumidos, puedan cubrir las deficiencias de nutrientes que pueda tener tu cuerpo. Ahora bien, ¿existe realmente este término?

La respuesta es sencilla: los superalimentos no existen. “A pesar de que podemos escuchar esa palabra en múltiples contextos, lo cierto es que no se ha establecido ningún criterio, científico ni legal, que indique qué es un superalimento. Sin embargo, obviamente es un concepto llamativo (¿a quién no le atrae algo que sea “súper”?) y por eso ha tenido tanta aceptación”, ha manifestado al Diario AS, Jara Pérez, investigadora del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICTAN-CSIC).

La importancia de la nutrición

Para hablar de estos supuestos superalimentos, también debemos hablar de lo qué es nutrición. Esto se debe a que este concepto incluye consumir alimentos de acuerdo con las necesidades nutricionales de nuestro organismo, es decir, de forma equilibrada. Para lograrlo, tal y como se ha extendido mediáticamente en los últimos meses, podrías echar mano de un superalimento. En este sentido, lo cierto es que la población española “tiene un nivel bajo y con muchos mitos en circulación” sobre esta temática, según Pérez.

Paradójicamente, la mayor parte de la sociedad cree que sabe lo suficiente y que se alimenta correctamente. Por esta razón es tan importante promover la educación nutricional a distintos niveles. Una nutrición saludable es fundamental para la prevención de factores de riesgo relacionados con la dieta, como el sobrepeso y la obesidad, y las enfermedades no transmisibles asociadas.

Podemos obtener los mismos nutrientes con alimentos tradicionales

Estos superalimentos suelen ser alimentos con orígenes exóticos o historias llamativas sobre su consumo por poblaciones remotas, lo que resulta muy atractivo. Además, parecen ser una solución fácil a problemas complejos, según afirma Pérez. “Parece que da igual lo que consumas a lo largo del día, si por ejemplo incluyes en tu desayuno una cucharada de la semilla de moda”, puntualiza esta experta.

Incorporar estos mal llamados superalimentos a nuestra dieta es algo absolutamente opcional, en función de nuestras preferencias y nuestra situación económica. Y es que podemos obtener los mismos nutrientes con alimentos tradicionales. “Es decir, podemos consumir kale u otras verduras de la misma familia, como coliflor o repollo; podemos tomar quinoa como fuente de fibra y proteína vegetal, u optar por garbanzos”, indica esta investigadora.

“La sal rosa del Himalaya es un componente a reducir”

Asimismo, tal y como refleja Pérez, en algunos casos no es que solo estos superalimentos no sean imprescindibles, sino que, de hecho, deberíamos consumirlo lo menos posible. Es el caso de la sal rosa del Himalaya, un tipo de sal mineral que se suele extraer en las montañas de Pakistán y que debería ser un componente que reducir de nuestra alimentación. Según la investigadora, “en algunos casos no es solo que estos superalimentos no sean imprescindibles sino que, de hecho, deberíamos consumirlos lo menos posible: por ejemplo, la sal rosa del Himalaya, independientemente de su origen, es sal, que es un componente a reducir de nuestra alimentación”.

En definitiva, no hay razón para incluir los denominados superalimentos en nuestra dieta. Esta experta, además, señala que no le gusta el enfoque de que superalimentos son algunos de nuestros alimentos tradicionales, como la naranja o las lentejas, ya que considera que pone el énfasis en alimentos individuales y no en patrones globales de alimentación.

“Lo importante es seguir una dieta saludable en su conjunto, con alimentos que pertenezcan a grupos que debemos primar, como son todos los de origen vegetal. A partir de ahí, habrá quien prefiera las manzanas a los melocotones, y quien tome pistachos en lugar de avellanas (y si consume todos ellos, mejor aún). Pero se trata de analizar el conjunto de la alimentación y no de añadir ‘pizcas de salud’ en un océano de elecciones malsanas”, concluye Pérez.