Hallazgo histórico de la Policía en Tarragona
Las autoridades intervienen una escultura de unos 2.500 años de antigüedad que procede de expolio en un museo privado.
La Policía Nacional ha recuperado una escultura procedente de expolio de origen íbero que representa un toro con una antigüedad de unos 2.500 años. Concretamente, la pieza se ubica históricamente entre el siglo IV y V a.C, y ha sido encontrada en un museo de una fundación privada de Tarragona.
La investigación policial logró identificar a la persona responsable del expolio, un vecino de una localidad de Córdoba que cogió la escultura de un cortijo en el que trabajaba en los años 90 realizando tareas agrícolas. Allí encontró dos bloques de una misma escultura, se las llevó y las acabó vendiendo a una persona de Barcelona.
Aunque el delito ya ha prescrito, los agentes han determinado que la escultura fue encontrada en la década de los 90, estando ya en vigor la actual Ley de Patrimonio Histórico Español —entró en vigor en 1985— por lo que el hallazgo debió comunicarse a las autoridades competentes al tratarse de bienes de dominio público, comunicación que no se llevó a cabo, lo que confirma la procedencia ilícita de la pieza
El informe elaborado por las autoridades asegura que no se siguieron los criterios y recomendaciones de los organismos competentes en conservación y restauración del patrimonio cultural. Además, explica que la escultura ha sufrido “alteraciones irreversibles” a lo largo del tiempo.
Finalmente, las autoridades han intervenido la pieza y la han trasladado a las dependencias del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Allí se llevó a cabo un estudio científico técnico transdiciplinar de la misma, empleando distintas técnicas de imagen y de caracterización de materiales
Un artículo académico y un blog, las claves de la investigación
La investigación comenzó hace dos años, en 2020, cuando las autoridades identificaron en el museo privado de Tarragona una escultura de un toro compuesta por dos bloques de piedra. Las características coincidían con las de una pieza que buscaban gracias a un artículo académico del año 2004 de un prestigioso arqueólogo y a una reseña en un blog de una persona afincada en Córdoba.
Los investigadores se pusieron en contacto con estas dos personas, que afirmaron ver los dos fragmentos al poco tiempo de su aparición en el campo, hecho que había sucedido cuando una persona llevaba a cabo labores agrícolas al final de la década de los 90. Finalmente, encontraron al autor del expolio, que declaró como testigo porque el delito ya ha prescrito.