NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CONFLICTO UCRANIA - RUSIA

Europa, en vilo por la reapertura del gasoducto Nord Stream

Rusia decretó la paralización del Nord Stream durante diez días, hasta el jueves 21 de julio. La Unión Europea teme que no vuelva a abrirlo y cierre el suministro de gas.

Actualizado a
FILE PHOTO: Pipes at the landfall facilities of the 'Nord Stream 1' gas pipeline are pictured in Lubmin, Germany, March 8, 2022. REUTERS/Hannibal Hanschke//File Photo
HANNIBAL HANSCHKEREUTERS

“Preparémonos para lo peor”. Lo avisó de esta manera la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, al hablar sobre el suministro de gas ruso a Europa. En el contexto de la guerra y en continuas tensiones con la Unión Europea (UE), Rusia anunció el lunes 11 de julio que llevaría a cabo “actividades de mantenimiento programadas anualmentehasta el 21 de julio en el Nord Stream, el gasoducto que usa Moscú para vender y enviar el gas al viejo continente. El Nord Stream transporta un tercio del gas que importa el bloque comunitario desde Rusia.

Europa teme que, tras esos días de mantenimiento, Rusia decida cerrar el grifo del gas por completo. El comisario europeo de Presupuestos, Johannes Hann, ha explicado este martes que la Unión Europea está trabajando con vistas al peor escenario posible, la ausencia de gas ruso: “Estamos trabajando bajo la premisa de que no volverá a funcionar y en ese caso, se deben tomar ciertas medidas adicionales”.

Rusia ya amenazó con ello. El viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, dijo al comienzo de la guerra que Moscú tenía todo el “derecho a imponer un embargo sobre el gas bombeado a través de Nord Stream 1″. En este escenario, los vaticinios son diferentes. El que tiene que enviarlo dice que sí, que lo enviará. Y el que tiene que recibirlo, Europa, dice que no, que no van a recibirlo.

Por un lado, la voz de Rusia. Fuentes relacionadas con el gasoducto y consultadas por la agencia Reuters han afirmado que el flujo de gas volverá a operar con normalidad a través del Nord Stream a partir de este jueves 21 de julio. Por otro lado, Johannes Hann, la de Europa: “No esperamos que regrese”.

Las alternativas que busca Europa al gas ruso

Como Europa espera “lo peor”, ya ha movido ficha para tratar de suplir toda la energía rusa. En primer lugar, en sus reservas. Los depósitos de gas natural de la UE se encuentran llenos al 64%, pero Bruselas ha pedido a los estados miembro que alcancen el 80% antes de invierno. A 19 de julio, y según el Gas Infraestructure Europe (GIE), España es el sexto país miembro con la reserva más completa, con el 74,8%. Solo Dinamarca (83,3%), Suecia (84,6%), Polonia (98,5%) y Portugal (100%) cumplen de momento con las exigencias de la UE. Pero la Agencia Internacional de la Energía ha advertido a Bruselas debe ser más exigente y que las reservas deberían alcanzar, como mínimo, el 90% en octubre.

Otro de los mecanismos que ha activado Europa es la búsqueda de nuevos mercados de fuentes energéticas. Por ejemplo, la compra del caro gas natural licuado desde Noruega, norte de África y Oriente Medio. Rusia utiliza el gas como arma de guerra: Europa se queda sin su energía y debe buscar a contrarreloj algún sustituto a Moscú. Esto supone un gasto mayor: el precio del gas licuado supera los 1.600 dólares por cada mil metros cúbicos, varias veces mayor que hace un año, según El País.

Previsión del FMI

El Fondo Monetario Internacional ha evaluado la dependencia del gas ruso que tienen los diferentes países de Europa. Y si bien España no tiene una gran dependencia de este gasoducto Nord Stream, el efecto arrastre del resto de economías terminaría produciendo una recesión económica en prácticamente la totalidad del continente. Los más dependientes, según el FMI, son Hungría, Austria, Eslovaquia, Alemania, Países Bajos, Italia, Letonia y República Checa.

Europa recibe apenas el 30% del gas que obtenía antes de iniciarse la guerra en Ucrania. El organismo internacional considera que, de cerrarse de forma definitiva, tendría un impacto en tres bloques: el primero de ellos en los vecinos de Europa Central, como Hungría, Eslovaquia, República Checa e Italia, que registrarían caídas en el PIB por encima del 6%. En un segundo bloque estarían Alemania y Austria, con caídas del 4% y una recesión en el principal motor europeo. Por último, el tercero afectaría a los países periféricos, entre los que está España. El impacto sería apenas del 1%, pero con posibilidad de aumentarse por la recesión en Europa.