“Estamos perdiendo esta guerra. Hemos perdido a medio regimiento”
El diario The New York Times ha accedido a grabaciones de soldados rusos durante los primeros días de guerra que confirman que recibieron órdenes de acabar con cualquier soldado o civil que encontraran.
Soldados rusos hicieron miles de llamadas desde el campo de batalla en Ucrania a familiares en sus casas. Esas llamadas la reproduce desde ayer el diario The New York Times, que muestra cómo la infantería critica las decisiones superiores y se sinceran con sus familiares sobre la situación y el presidente del país, lo que es delito en Rusia.
Pero no sólo eso, en esa llamadas telefónicas a amigos y familiares, los soldados rusos dan versiones sobre los fracasos en el campo de batalla y las ejecuciones de civiles, criticando a sus líderes. “Putin es un loco. Quiere tomar Kiev, pero no podemos hacerlo”.
Las primeras conversaciones están documentadas unas semanas después de la campaña para tomar la capital, algo que no ocurrió finalmente. Desde las trincheras, los refugios y casas ocupadas en los alrededores de Bucha, un suburbio al oeste de Kyiv, los soldados rusos desobedecieron las órdenes al hacer llamadas no autorizadas desde sus teléfonos celulares a sus esposas, novias, amigos y padres a cientos de kilómetros del frente.
Quién estaba escuchando
El Gobierno de Ucrania fue quien interceptó las llamadas en su territorio. Llamadas que no eran cifradas y daban información muy importante. Conversaciones que se produjeron durante el mes de marzo y fueron interceptadas por las fuerzas del orden ucranianas.
Durante dos meses de comprobaciones de cada número, perfil social, y tras traducir todo, el relato del diario americano muestra una desafección de la base con los altos mandos, y con la situación de la guerra. “Nuestra ofensiva se ha parado. Estamos perdiendo esta guerra. Hemos perdido a medio regimiento”.
“Nos mintieron”
Quienes realizaron las llamadas fueron combatientes de las unidades aerotransportadas y la Guardia Nacional de Rusia, quienes describen una crisis de moral y falta de equipo. Afirman que les mintieron sobre la misión en la que estaban, algo que se traduce en los reveses de la campaña de Rusia en el este de Ucrania. Ni Kiev cayó en tres días, ni el Donbás es ruso al 100%.
Además de criticar la guerra en sí, algo que podría llevarles a la cárcel según la ley rusa, los soldados se quejan de errores estratégicos y de una grave escasez de suministros. “Mamá, esta guerra es la más estúpida decisión de nuestro gobierno alguna vez hecha”.
Confiesan haber capturado y matado a no combatientes y admiten abiertamente haber saqueado casas y negocios ucranianos. Muchos dicen que quieren rescindir sus contratos militares. Avisan a sus familias de la propaganda que reciben mientras ellos les cuentan la realidad que les rodea, la guerra en directo. “Nos mintieron”, afirman.
Reconocen en esas llamadas que el ejército está mucho mejor preparado de lo que pensaban y que les han hecho emboscadas y combatido como nunca habían imaginado, ni les habían dicho.
Las crítica de los soldados van desde errores tácticos hasta algo fundamenta, la falta de armamento y equipo básico, como dispositivos de visión nocturna o chalecos antibalas adecuados.
Soldados rusos fallecidos
Pese a las cifras oficiales, un soldado del Regimiento 656 de la Guardia Nacional, le dice a su compañero que 90 hombres murieron a su alrededor cuando fueron emboscados mientras conducían. Y en otra conversación en un teléfono compartido por miembros del 331º Regimiento Aerotransportado, un soldado calcula que un tercio de su regimiento murió.
Otro describe filas de ataúdes que contienen los cuerpos de 400 jóvenes paracaidistas que esperan ser devueltos a casa desde un hangar del aeropuerto, fue la batalla de Hostómel. De hecho, los soldados de ese Regimiento Aerotransportado informan que todo el Segundo Batallón de 600 soldados había sido aniquilado. “Hemos perdido a medio regimiento”, confirman varias conversaciones.
No solo operaciones militares salieron mal, y están documentadas también por los compañeros, sino que algunos soldados cuando han llamados a sus parejas confesaban sentirse como asesinos al matar a civiles que simplemente pasaban a su lado.
Cuando las autoridades ucranianas descubrieron más de 1.100 cuerpos en la región de Bucha, en calles y jardines, escondidos en pozos y sótanos y enterrados en tumbas improvisadas; algunos estaban carbonizados o tenían las manos atadas. Se ha confirmado que 617 de esas personas murieron por heridas de bala, dijo a The Times Andriy Nebytov, jefe de policía regional de Kyiv.
“Cuando vuelva a casa dejaré el dichoso ejército”, son algunas de las conversaciones de otros soldados, mientras otros en cambio afirman que seguirán por la paga que reciben y los ‘bienes’ que se van a llevar tras saquear algunas cosas, algo que sus familiares al otro lado de las llamadas les dicen que no hace falta ni el dinero ni televisiones, sino ellos.