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CONFLICTO UCRANIA - RUSIA

El nuevo objetivo de Putin con Estados Unidos

El Kremlin se ha marcado como nuevo objetivo erradicar la influencia norteamericana en el mundo y mantener en el poder a gobiernos afines en las naciones vecinas

Russian President Vladimir Putin chairs a Security Council meeting via a video link at the Kremlin in Moscow on March 31, 2023. (Photo by Aleksey Babushkin / SPUTNIK / AFP) (Photo by ALEKSEY BABUSHKIN/SPUTNIK/AFP via Getty Images)
ALEKSEY BABUSHKINGetty

La política exterior rusa ha dado un volantazo. Según un documento recientemente redactado por el Kremlin, donde se establecen las bases de lo que será la acción del gobierno en el panorama internacional, en el futuro serán aún más beligerantes combatiendo la influencia estadounidense a lo largo y ancho del planeta. La rivalidad entre estas dos naciones es el antagonismo político por antonomasia. La confrontación violenta pero cautelosa de dos formas de ver el mundo radicalmente opuestas y, en muchos aspectos, incompatibles.

Las dos superpotencias se han disputado históricamente la influencia sobre regiones del mundo con interés geoestratégico. Estados Unidos, flanqueado por sus aliados otánicos, acabó viendo -y capitalizando- el colapso de la antigua URSS, que daría paso a lo que hoy se conoce como la Federación de Rusia. Lo que inicialmente el difunto Gorbachov había diseñado como una pacífica transición hacia la democracia liberal, acabó resultando en un régimen híbrido con tintes autoritarios que combina el conservadurismo con la nostalgia del pasado soviético.

La invasión ilegal de Ucrania por parte de Putin fue el último clavo en el ataúd del ya la ya de por sí extraordinariamente frágil coexistencia pacífica que había definido los compases iniciales del joven siglo presente. La nueva colisión entre los viejos enemigos ha tomado un cariz prebélico de semánticas acaloradas y guerras proxy que recuerda a las etapas más tensas de la Guerra Fría, una pesadilla que el mundo, al parecer, aún no ha conseguido enterrar.

En el texto donde el gobierno ruso marca las nuevas líneas de acción exterior, se incluyen algunos apéndices que, seguro, no han pasado desapercibidos en Occidente. Especialmente en la Casa Blanca, pues las palabras utilizadas, además de meticulosamente calculadas, no se andan con muchos rodeos. Se declara que Rusia tiene la misión última y superior de “eliminar los vestigios del dominio de Estados Unidos y otros Estados hostiles en los asuntos mundiales”.

Mundo multipolar

Además, se esboza la que será la estrategia del futuro en materia de alianzas. Ante los arranques aislacionistas de Occidente, enrocado en sus duras sanciones, Rusia buscará acercarse a los países neutrales o no alineados, especialmente con las grandes potencias regionales o las economías emergentes, como Brasil, la India o las extensas naciones africanas. Así, Putin pretende incentivar la creación de “un régimen multipolar” que traiga nuevas uniones estratégicas y contrapesos al ámbito occidental y sus aliados.

No obstante, y aunque el gigante euroasiático parece querer erigirse en paladín del antiimperialismo, también hay en su renovada doctrina un apartado que señala nítidamente que se reserva el derecho a intervenir en países vecinos o aliados en caso de protestas masivas que “amenacen la estabilidad” de los regímenes amistosos. Ya hay ejemplos anteriores de injerencias en países considerados satélite por la comunidad internacional, como Bielorrusia o Kazajistán

Esta nueva hoja de ruta supone la primera actualización de la doctrina de Moscú en el ámbito desde 2016. Hay motivos para mirar con cierta preocupación los nuevos poderes que Putin se arroga a sí mismo en su nueva cruzada. Mientras tanto, el mundo sigue siendo un chicle que se estira cada vez más sin terminar de romperse. Quién sabe si lo que vendrá será realmente la coexistencia y la multipolaridad.