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CORONAVIRUS

El motivo por el que a una variante de la COVID se le llama Tifón

La OMS es la encargada de la nomenclatura de las cepas, para que científicos y médicos las diferencien y las más importantes reciban un nombre que el público pueda diferenciar.

People wearing face masks are seen at an arrival lobby of Haneda airport in Tokyo on Aug. 23, 2022, amid the coronavirus pandemic. (Photo by Kyodo News via Getty Images)
Kyodo NewsGetty

Tras la variante llamada ‘Perro del Infierno’, el nombre dado en Alemania alas nuevas subvariantes BQ.1 y BQ.1.1 de Ómicron, llega Tifón, el nombre que se ha dado a la subvariante BA.5.2, y es que todas las variantes tienen un nombre, más o menos llamativo.

Centauro, Tritón, Minotauro, Tifon, Grifo, serán otros de los nombres que recibirán las siguientes variantes que se van a ir detectando, ya que la definición numérica y por letras no es tan sencilla para reconocerlas.

Por qué los nuevos nombres

Tras eliminar en 2021 los nombres ‘variante de la India’, ‘variante de Sudáfrica’, para evitar problemas y el ‘criminalizar’ una zona, región o a los habitantes de esas ciudades, las definiciones por letras y números se hicieron muy comunes, especialmente con letras griegas.

Alpha, Beta y Delta no reemplazaron los sistemas de nombres científicos existentes, como BA.5 y XBB, pero la modificación estaba destinada a simplificar la comunicación pública sobre cepas virales importantes.

La evolución del virus nos llevó a las nuevas definiciones

Las cinco variantes principales en los Estados Unidos se denominan BA.5, que representan aproximadamente el 39% de los casos nuevos, según los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades)

  • BQ.1.1 (casi el 19%)
  • BQ.1 (16,5%)
  • BA.4.6 (9,5%)
  • BF.7 (9%)

La nueva variante XBB se ha detectado en al menos 35 países, y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades está monitoreando una variante llamada B.1.1.529.

El doctor Peter Hotez, codirector del Centro para el Desarrollo de Vacunas en el Texas Children’s Hospital, afirma “soy un científico que ha estado desarrollando vacunas contra el coronavirus durante la última década, e incluso para personas como yo es un desafío seguirlas”, dice.

Y dado que la comunicación de las nuevas variantes sigue siendo noticia, aunque la población se haya desconectado de la pandemia, no llega el mensaje de BQ.1, o BQ.1.1, sólo quieren saber el riesgo. Y si a la población no le llega que hay nuevas cepas o que sigue habiendo riesgo para su salud y que hay que seguir protegiéndose, corremos el riesgo de olvidarnos del todo.

“Una comprensión más clara de las variantes circulantes también podría ser importante en los entornos de atención médica, ya que algunas terapias con anticuerpos monoclonales no funcionan bien contra ciertas variantes”, agrega T. Ryan Gregory, profesor de biología integrativa en la Universidad de Guelph en Canadá.

“Si todas las variantes comienzan a mezclarse en la conciencia pública, es posible que las personas no registren la aparición de nuevas cepas que puedan eludir la inmunidad que han adquirido de las vacunas o infecciones previas , dice Gregory a la revista Time.

Los nombres de las cepas corren a cargo de la OMS, junto con científicos, para que tanto médicos como investigadores diferencien cepas como para que el público sea consciente de la nueva situación, aunque sólo se hace con las cepas dominantes, como Ómicron, o las nuevas BA.5.