El euro digital, muy cerca: ¿qué es y en qué consiste?
Es un método de pago que complementaría el dinero en efectivo y, aunque todavía no está puesto en marcha, el BCE ya lo estudia.
El Banco Central Europeo (BCE) está trabajando en el euro digital, un nuevo método de pago. Este consistiría en un equivalente al dinero en efectivo, pero en electrónico. A priori, la intención no es que sustituya a los billetes y monedas que ya hay en circulación, sino que los complemente. De esta manera, los ciudadanos europeos tendrán “una opción adicional para sus pagos”, asegura el BCE.
De la misma manera que funciona el dinero en efectivo, también sería posible utilizarlo en una tarjeta o con una aplicación en el teléfono móvil diseñada con ese propósito, el de pagar con dinero digital. Asimismo, la versión digital también estaría emitido por el BCE, no sería “dinero privado”. Es decir, no es capital creado por un banco comercial.
Sin embargo, su implantación no es inmediata. Por el momento, el proyecto está en fase de investigación y desde el BCE contemplan que así continúe hasta el próximo mes de octubre de 2023. Durante este ciclo, están examinando cuál sería el diseño y el método de distribución del mismo, así como el impacto que este tendría en el mercado.
Motivos para su emisión
La emisión del dinero digital en Europa viene respaldado por numerosos motivos económicos. En un futuro, puede suponer para el BCE una manera de alcanzar los distintos objetivos que se marquen el resto de bancos centrales, así como de las políticas generales de la Unión Europea (UE) en materia económica.
Además, el ecosistema de las finanzas digitales precisa de “un ancla de estabilidad en forma de un activo digital libre de riesgos”, según el miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, Fabio Panetta, y eso “sólo” lo puede proporcionar el dinero del BCE, ha apuntado. “Por eso estamos trabajando en un euro digital y en el futuro de la liquidación mayorista con dinero del banco central”, ha indicado.
También sería una manera de respaldar la digitalización de la economía en la Zona Euro, especialmente en el momento actual, en el que el pago con dinero físico se ha visto muy reducido. Según el BCE, también serviría para “fomentar el papel internacional del euro” y para “apoyar mejoras en los costes generales y en la huella ecológica de los sistemas monetario y de pago”.