DÍA DE CATALUÑA
Diada 2023: origen, significado y por qué se celebra la el Día de Cataluña el 11 de septiembre
El origen se remonta al asedio de Barcelona durante la Guerra de Sucesión de España en 1714, aunque se comenzó a celebrar un siglo y medio después
Este lunes, como cada 11 de septiembre, se celebra el Día de Cataluña. El origen se remonta al asedio de Barcelona en 1714 durante la Guerra de Sucesión española. No obstante, la Diada se comenzó a celebrar en 1886, un siglo y medio después.
La ofrenda a Rafael Casanova
En 1886, varias entidades del catalanismo cristiano organizaron una misa en honor a los fallecidos en el sitio de Barcelona de 1714 durante la Guerra de Sucesión Española. Años años después, se inauguró la estatua de Rafael Casanova, a raíz de la Exposición Universal, y ese lugar, hasta día de hoy, se ha convertido en el epicentro de las celebraciones de la Diada. En 1894 se inició la tradición de la ofrenda floral a la estatua de Casanova, ‘conseller en cap’ de Barcelona en 1714.
El cambio con la llegada del nuevo siglo
A comienzos del siglo XX, la represión policial en esta celebración y la imposición de multas en 1901 y 1905 le dieron a la Diada un nuevo significado, el político. Ya no era un simple acto cultural o religioso, también lo era reivindicativo. Después de la fuerte represión de principios de siglo, en 1931, se institucionalizó la fiesta con un formato similar al actual.
Una marcha contra el Franquismo
La Diada se celebraba con total libertad y sin represión policial durante las Segunda República. Sin embargo, con la toma del poder de Franco y la instauración de la Dictadura, se prohibió la celebración. A pesar de las prohibiciones, el día 11 de septiembre se eligió para llevar a cabo acciones reivindicativas contra la dictadura franquista.
Las reivindicaciones culminaron con la Diada de 1976, la primera tras la muerte de Franco, convocada por la Asamblea de Cataluña. Con la llegada de la democracia, se institucionalizó de nuevo y fue reconocida legalmente como fiesta nacional en 1980. Desde entonces, los homenajes a la estatua de Rafael Casanova han sido la tónica habitual de los actos institucionales hasta nuestros días, en que las movilizaciones del independentismo han restado cierta visibilidad a la conmemoración oficial.