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Detenido en Mallorca el famoso asesor de apuestas Juan Gayá

Lo revela el Diario de Mallorca. Asegura que el arrestado ha intentado huir, oponiendo violenta resistencia e hiriendo a tres agentes de la Policía Nacional, que han tenido que recibir asistencia médica

Detenido en Mallorca el famoso asesor de apuestas Juan Gayá

Auge y caída, como en una película de Hollywood. Ha sido espectacular, tumultuoso, engorroso, feo y accidentado el arresto del “tipster” Juan Gayá en su residencia mallorquina. Hacía tiempo que las autoridades le seguían la pista por pertenecer presuntamente a una amplia trama de blanqueo de capitales a gran escala. Finalmente, todo parece indicar que hay caso contra el polémico polemista (que se perdone la redundancia, pero la realidad a veces es muy redundante).

Seguramente conocedor de lo que se le venía encima, Gayá saltó como un violento resorte cuando vio a los agentes llamar a la puerta. Ha decidido caer dando un poco de batalla, forcejeando y ocasionando heridas a tres efectivos policiales, según ha informado el Diario de Mallorca. Es una caída que traerá cola, pues Gayá era enormemente influyente dentro de su nutrida comunidad de aficionados a la apuesta.

280.000. Es el número de suscriptores que tiene su canal de Telegram, donde comparte con sus adeptos los secretos y los truquillos del apostador profesional. Para unos, una vía rápida y emocionante de hacer fortuna. Para otros, un camino hacia una adicción que deja a personas en la calle. La cuestión es que eran muchas las orejas que se agudizaban ante los cantos de cisne de esta celebridad de nicho que ahora está bajo la tutela de las autoridades.

Tres cargos

Aunque a muchos lectores no les sonará su persona, lo cierto es que lleva tiempo paseándose con razonable soltura por las aguas mediáticas, esas que te encumbran y te hunden de un día para otro. Salió en algún programa de televisión y en sus redes sociales ha hecho una constante apología de las montañas dinerarias sobre las que, dice, se sienta con placidez. Aunque a juzgar por las sospechas del Estado, parece que construyó su impero con métodos que, como diría cualquier niño que juega al pilla pilla con un compañero tramposo, no se vale.

Los entramados necesitan entramadores. Y esto era, se cree, una cadena. Una organización compenetrada con un objetivo de moral cuestionable: blanquear capitales. Pero a estos pecados -el del blanqueo y el de la pertenencia a una organización criminal- se añade ahora otro, el de atentado contra agentes de la autoridad, haciendo ya una montaña, pero esta no dineraria sino de posiblemente graves consecuencias legales.