Descubrimiento histórico en la isla de Pascua
Las inclemencias climáticas han hecho aparecer una estatua moái diferente a todas las de la isla dentro del cráter del volcán Rano Raraku.
Gran parte de la culpa de que la isla de Pascua tenga tanto enigma en torno a su cultura y pasado la tiene el volcán Rano Raraku. Ahora, por primera vez desde tiempos inmemoriales, la falta de lluvias provocada por la crisis climática y un incendio voraz que se ha llevado por delante los juncos de totoras han provocado que la laguna de agua dulce situada en el interior del cráter deje a la vista un moái muy peculiar.
Se trata de una escultura milenaria de 1′60 metros de alto y 90 centímetros de ancho, que no solamente era totalmente desconocida para la comunidad rapanui que habita la isla, sino que, además, es muy diferente al resto de estatuas antropomorfas ya descubiertas. Incluso se han encontrado otros objetos y fragmentos de piedra que podrían formar parte de otro moái. Todo esto ha sido descubierto el 20 de febrero por un equipo de voluntariado científico de varias universidades que estudiaba las consecuencias del incendio que arrasó 100 hectáreas de la isla el pasado mes de octubre.
Se trata de un hallazgo muy particular
En declaraciones a El País, el vicepresidente de la comunidad indígena Ma´u Henua -encargada del Parque Nacional Rapa Nui-, Salvador Atan Hito, ha asegurado: “Nunca pensamos que podíamos encontrar estos hallazgos arqueológicos en este lugar”. Y es que el volcán, cuya edad ronda los 300.000 años, es la cantera que utilizaron los ancestros rapanui para construir las casi 900 estatuas -de la piedra volcánica toba lapilli- que vigilan silenciosamente la isla.
Este descubrimiento es particularmente revelador por las características de la estatua. Mientras que la altura media de un moái se sitúa entre los 10 y 12 metros, este no llega al par. El propio Atan Hito ha señalado que por la “contextura y la forma” muy probablemente pertenece a la rama del Hoa Hakananai’a, el moái expuesto en el Museo Británico.
¿Cuál es el futuro del nuevo moái?
Como ocurre con todos los hallazgos arqueológicos, el futuro de la estatua es todo un dilema. El debate es similar al que plantean siempre los restos históricos: no alterarlo para no perjudicar la voluntad de los ancestros o prestarlo a la investigación científica. El alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds, es firme partidario de la primera y deja la última palabra a las familias rapanui y al consejo de ancianos, ya que considera que son ellos quienes tienen la potestad para decidir cómo defender su cultura junto a la administración del parque; y es justo aquí, en la comunidad encargada de gestionar el lugar, donde se encuentra Atan Hito, partidario de una mayor investigación científica que compete a todo el mundo puesto que la isla es Patrimonio de la humanidad. El futuro del moái, por lo pronto, no está fuera de la costa rapanui.