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CIENCIA

Vicente Soler: “La erupción en Islandia aún puede pasar, podría repetirse el underplating”

El vulcanólogo ha concedido una entrevista a As para explicar la situación de la isla. Aunque han pasado ya días desde el aviso de erupción, no descarta una reactivación.

Vicente Soler: “La erupción en Islandia aún puede pasar, podría repetirse el underplating”
Vicente Soler

Ya sea por su imparable poder destructivo, a la par que creador, por su imprevisibilidad, por su belleza o por su singularidad, los volcanes siempre han despertado fascinación entre el público. Sin embargo, son pocos los que se dedican a estudiarlos a fondo, y son menos todavía los que lo han hecho durante tanto tiempo y aún siguen hablando de estos fenómenos con tanta fascinación como Vicente Soler, geofísico y vulcanólogo “jubilado” que ha atendido a este diario a raíz de la posible erupción del Fagradalsfjall en Islandia. Soler, que fue durante 35 años científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas “disfrutó” de cierta fama no buscada durante la erupción del volcán Cumbre Vieja en la Palma el invierno de 2021. El científico alicantino, que actualmente reside en Tenerife, apareció rutinariamente en diversos medios, que agradecían sus explicaciones claras y sencillas de lo que estaba sucediendo y esto, sumado a cierto parecido físico y fónico con Fernando Simón, provocó que rápidamente fuera reconocido por los espectadores que siguieron las noticias de la Palma durante los 81 días que duró la erupción.

¿Habrá erupción?

Soler, que retrasó su jubilación para vivir de primera mano lo que estaba ocurriendo en la isla vecina, sigue sin haberse retirado del todo, ya que, aunque ha abandonado la parte administrativa de su trabajo, continúa dedicándole horas a la investigación. Preguntado acerca de ello responde que es importante mantenerse activo, ocupado, que tanto él como algunos compañeros se han dado cuenta de que el “no hacer nada” lleva a una especie de “implosión” de la persona que es recomendable evitar. De las implosiones pasamos a las explosiones y sobre Islandia, dice estar siguiendo las noticias, pero matiza que la web pública del servicio meteorológico islandés ofrece una información bastante limitada, motivo por el que no resulta fácil formarse una idea de lo que está sucediendo”. A continuación, añade que “todo parece indicar que el magma discurre en el subsuelo por fracturas preexistentes, por lo que la posibilidad de erupción es elevada. Pero la falta de información sobre el carácter compresivo o distensivo de la tectónica regional hace que sea muy difícil afinar más en la predicción y posible desenlace del fenómeno”.

¿Por qué hay tantos volcanes en Islandia?

“El carácter distensivo de la tectónica”, pero a una escala mucho mayor, es lo que también provoca que Islandia sea una zona volcánicamente activa. La isla “se sitúa en el borde de las placas tectónicas divergentes, es decir, que se tienden a separar”. En estos lugares la corteza, al ser empujada en dos direcciones diferentes, se resquebraja o debilita y deja aflorar el magma del interior de la Tierra. Soler se percata de que tiene que simplificar su discurso y presenta a la tierra como un huevo. En la parte más superficial está la cáscara del huevo, que tanto por solidez como por grosor sería el equivalente en la Tierra a la litosfera, la cual engloba a la corteza y a la capa superior del manto. Esta es la parte fría y dura, de entre 100 y 200 kilómetros de profundidad, que se encuentra fragmentada en numerosas piezas a las que llamamos placas tectónicas, las cuales descansan sobre una superficie “dúctil” en un estado semifundido a la que se conoce como astenosfera. Por debajo de la litosfera las altas temperaturas y presiones favorecen la formación de magma (masas de rocas fundidas) y cuando este encuentra una abertura, debido a que tiene una menor densidad que la roca sólida, asciende. Una vez el magma empieza a ascender, dependiendo de la fuerza con que lo haga, podrá romper o no la cáscara exterior y provocar una erupción.

¿Qué indican los terremotos?

Aunque el movimiento del magma se dé a varios kilómetros bajo nuestros pies, este no pasa desapercibido, ya que cuando la roca derretida avanza por las grietas de la corteza hacia la superficie, genera continuamente pequeños temblores sísmicos, los cuales se pueden contar por cientos o, incluso, miles al cabo de un día. Prácticamente todas las erupciones volcánicas vienen precedidas de señales sísmicas días, meses o años antes de producirse, por lo que un incremento de la actividad sísmica es, según Soler, el indicio más evidente de que la erupción puede estar próxima. Hoy en día, aunque los científicos pueden medir la intensidad y la profundidad a la que se da la actividad sísmica y así prepararse para la erupción, estos valores a veces pueden resultar engañosos. Soler pone el ejemplo de la erupción de El Hierro. En esta isla la erupción vino precedida de un gran número de seísmos de entre 3 y 4 en la escala Richter, pero también después de que esta se produjera, se llegaron a sentir terremotos de fuerza superior a 5, los cuales, sin embargo, no llegaron a romper la corteza. Soler menciona otro fenómeno que “en el proceso de reactivación volcánica ocurrido en la isla de El Hierro se pudo ver, con una claridad de libro” y podría repetirse en Islandia, conocido como underplating. Este se da cuando el “magma que asciende desde gran profundidad, llega a la base de la corteza y, según los condicionantes tectónicos” se inyecta “en forma de lámina horizontal (underplating) que puede producir un extenso levantamiento del suelo”. Es decir, la corteza no llega a fracturarse y, por tanto, el magma se acumula justo por debajo de ella, creando capas que, al formarse, van levantando la corteza. Estas entradas de magma al subsuelo provocaron que la isla de El Hierro acabara “creciendo” más de 25 centímetros.

Energía focalizada

La alternativa es que, en lugar de dispersarse, la energía se libere de forma “local”, es decir, que toda la fuerza del magma ascendente se concentre en un solo punto, provocando entonces sí una erupción. Es este concepto de energía concentrada al que hace referencia Soler el que le despierta tanta curiosidad en los volcanes. Para ejemplificarlo utiliza los terremotos o los tsunamis, otras fuerzas destructoras de la naturaleza que liberan grandes cantidades de energía, pero a lo largo de decenas e incluso cientos de kilómetros. Una explosión volcánica, con una energía equivalente a la de un terremoto de escala 6 o superior, capaz de aupar a toda una isla varios centímetros, la libera en un espacio de pocos cientos de metros.

Las islas Canarias, al igual que Islandia, se encuentran en un “punto caliente”. Un punto caliente es resultado de una pluma de manto, una columna estrecha de material incandescente y fundido procedente del manto que emerge hasta la superficie. La mayoría de erupciones en zonas donde no limitan dos placas se dan por culpa de estas plumas. La pluma islandesa y la posición de la isla entre dos placas han provocado una actividad volcánica casi sin comparación en todo el mundo. Para ejemplificarlo, Soler explica que, aunque las islas Canarias e Islandia tienen una edad geológica muy similar, unos 20 millones de años, “los materiales volcánicos generados en Islandia ocupan una superficie unas 13 veces superior a la de Canarias”. Es decir, si en el archipiélago español hubiera habido una actividad similar, tendríamos que hablar más bien de la Isla Canaria.

En defensa de la vulcanología

Días después de la entrevista, han pasado ya semanas desde los primeros avisos de la erupción del Fagradalfsjall y esta sigue sin ocurrir, lo que denota el carácter imprevisible del volcán, de esta incapacidad de su disciplina, comprensible teniendo en cuenta el objeto de estudio, de emitir juicios exactos acerca de cuándo y dónde se va a producir una erupción. Este tipo de predicciones aún están lejos, admite Soler, de nuevo en conversación con As, aunque también reconoce que “se ha avanzado mucho” y que gracias a las nuevas tecnologías y técnicas GPS se pueden medir y localizar los diferentes fenómenos con mucha mayor precisión. Soler añade una reflexión final, que surge de la intuición de que en los próximos días, si finalmente no acaba habiendo erupción, “cada vez serán más las voces que cuestionen si en Islandia se hizo bien”, ya que recordemos que se evacuaron a miles de personas y se habló de “erupción inminente”. El vulcanólogo, que le ha dedicado toda su vida adulta a esta disciplina, cree que “aunque la vulcanología solo sea capaz de decir aproximadamente «ojo, estemos atentos algo se está moviendo, se puede venir» y que no pueda “precisar el lugar y el momento”, esto es “parte del desarrollo de cualquier disciplina científica que irá mejorando y precisando”. Pone como ejemplo la medicina, que no descubriría los antibióticos como solución a cualquier infección hasta después de la Primera Guerra Mundial, 1.500 años después de Hipócrates. Por último, también advierte de que, a pesar de que no haya habido más noticias sobre el volcán, esto “no significa que no vaya a pasar”.