Una investigación sugiere que las personas con este tipo de sangre tienen más posibilidades de llegar a los 100 años
Según un estudio científico citado por la revista Time, esta categoría sanguínea se asocia con un menor riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares o infartos.

Una nueva línea de investigación genética ha arrojado luz sobre un posible vínculo entre el tipo de sangre y la longevidad, y todo apunta a un protagonista destacado: el grupo sanguíneo O. Y es que existen evidencias de que las personas con esta descripción no solo tienen menos riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, sino que también figuran en una proporción llamativamente alta entre quienes superan los 100 años de vida.
Según una investigación recogida por la revista Time, el grupo 0 se asocia con un menor riesgo de infarto y accidente cerebrovascular, dos de las principales causas de muerte en todo el mundo. Este hallazgo se complementa con observaciones que vinculan este tipo con una incidencia más baja de algunos cánceres, lo que en conjunto podría influir directamente en una mayor esperanza de vida.
“La resistencia a enfermedades, tanto en la sangre como en el sistema inmune, es esencial para confeccionar una estrategia de vida larga. Y tener algún tipo 0 la acentúa", señaló el profesor Stuart Kim, genetista de la Universidad de Stanford. Para llegar a esta conclusión, él y su equipo analizaron el ADN de más de 800 centenarios y unas 5.400 personas mayores de 90 años, detectando patrones genéticos comunes en quienes habían alcanzado edades excepcionales.
Entre los genes más influyentes identificaron el CDKN2B, que regula la división celular; el APOE, relacionado con el Alzheimer; y el SH2B3, que podría estar directamente implicado en el ritmo de envejecimiento. A ellos se suma el gen ABO, determinante del grupo sanguíneo, cuya variante O apareció con frecuencia en los individuos más longevos.
Sin embargo, la genética no es la única clave
A pesar de estos hallazgos, los autores de la investigación subrayan y enfatizan que los genes, si bien son importantes, no son la única pieza del rompecabezas. “No basta con tener buena genética”, advirtió Kim. La ciencia respalda que factores como una alimentación equilibrada, la actividad física regular, una vida emocional saludable y el acceso a atención médica preventiva son igualmente esenciales para alcanzar una vejez plena y activa.
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Aunque todavía se requiere más investigación para comprender todos los mecanismos implicados, estos descubrimientos refuerzan la idea de que el grupo sanguíneo O podría ofrecer una ventaja biológica. Pero en la receta secreta de la longevidad, como siempre se ha visto, el equilibrio entre naturaleza y hábitos de vida sigue siendo el principal ingrediente.
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