Un doctor señala por qué te levantas peor de la siesta: “Puede provocar descenso en los niveles de oxígeno”
Los expertos señalan los errores más comunes que pueden convertir una cabezada en una auténtica pesadilla.

Echarse la siesta se puede convertir en un juego bastante peligroso, una especie de ruleta rusa. Puedes dormitar por media hora o incluso levantarte desorientado cuatro horas después, no existe un término medio. Sin embargo, muchas personas coinciden en que después de tomar una siesta lo que sienten es dolor de cabeza, náuseas o incluso mareos. Pero, ¿por qué sucede esto?
El Dr. Waiz Wasey, un médico especializado en el sueño y que trabaja en la Clínica Mayo de Scottsdale (Arizona), nos lo explica. Existen varias razones que explican esta especie de “gripe” después de la siesta, no se debe a una única causa.
Los ciclos del sueño suelen durar aproximadamente 90 minutos, que incluyen tres etapas de sueño y la famosa fase REM. Durante la noche, casi todas las personas solemos pasar por tres o cuatro ciclos completos de sueño, algo que no suele suceder durante la siestas. Cuando decides echarte una cabezada, normalmente no se cumple ni siquiera un ciclo completo y es por ello que levantarse se convierte en una experiencia tan desagradable.
El doctor denomina a este problema, inercia del sueño. En la mayoría de los casos estos desagradables síntomas suelen desaparecer a la media hora como mucho aunque en casos extremos se pueden extender hasta 6 horas acompañadas de vómitos o ataques de pánico.
Las personas que sufren problemas por las noches como apnea del sueño, tienen más probabilidades de sufrir inercia del sueño: “Las interrupciones en la espiración pueden provocar caídas en los niveles de oxígeno, causando dolores de cabeza, mareos y náuseas”, explica el doctor.
El despertador y la dieta, aliados de la siesta
Los problemas intestinales son otros de los síntomas principales de la inercia del sueño. Y es que, es normal experimentar reflujo de vez en cuando, sobre todo si has consumido alimentos ácidos y grasos. Sin embargo, el riesgo de reflujo aumenta exponencialmente cuando nos echamos la siesta, después de comer. Es importante mantenerse hidratado y cuidar la dieta, evitando ciertos alimentos como fritos, lácteos o demasiada fibra.
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Lo mejor es evitar dormir durante el día, pero si la jornada se hace larga y la siesta se convierte en necesidad, los expertos nos recomiendan vigilar los tiempos. Lo aconsejable es no pasar de los 20 minutos y si esto no fuera suficiente, habría que llegar a los 90 minutos. Respetar esa hora y media completa es indispensable para completar un ciclo completo de sueño y que así nuestro cuerpo pueda tolerar una buena siesta.
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