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Stavros Meletlidis: “Islandia, a lo largo de su historia, ha funcionado como una bolsa de magma”

El vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) charla con AS para explicar la situación en Islandia, ‘amenazada’ de nuevo por una posible erupción volcánica.

Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN)
Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN)

Islandia pasa por unos días agitados. La tensión es evidente en la península de Reykjanes, una zona de alta actividad volcánica. Las autoridades decretaron el estado de emergencia y el pueblo de Grindavik, el más cercano a la zona de peligro, fue evacuado para evitar males mayores. Ahora, calma tensa hasta que la naturaleza se abra paso, como parece, con una nueva erupción volcánica.

En las últimas fechas hemos podido ver grandes grietas en los alrededores de Grindavik, que alertan de lo que puede llegar a pasar. Bajo la tierra se encuentra, buscando una salida, un dique de magna de entre 10 y 15 kilómetros, según los expertos. La erupción, a tenor de los antecedentes, parece cercana. La reducción de la actividad sísmica, como ya ha ocurrido, es algo que pasó también en pasados procesos eruptivos. Unas grietas que, sin embargo, no son nuevas. Stavros Meletlidis, vulcanólogo del IGN, explica en Diario AS que se trata de unas fracturas que “ya estaban cartografiadas hace, más o menos, 50 años”.

Ahora, estos temblores parecen haber activado dichas fracturas, que durante los últimos días han llamado la atención de propios y, sobre todo, extraños. Fagradalsfjall, un gigante dormido durante casi 800 años, despertó de nuevo en 2021 con una nueva erupción. Y ahora, un nuevo bloque de magma trata de abrirse paso hasta la superficie. Que ocurra en tierra o bajo el mar es una posibilidad. La clave, en caso de ser submarina, está en la profundidad.

¿Qué está pasando en Islandia, cómo es la situación a día de hoy en Grindavik?

Islandia es un país de volcanes, por su localización geográfica. Lo que está pasando es que hay una intrusión de magma bajo la zona suroeste. Lleva ya varias semanas con una actividad sísmica y un cambio en el terreno, una deformación. La localidad de Grindavik es el núcleo más cercano al epicentro de los terremotos. Allí, la gente ha estado sintiendo los terremotos con más intensidad y frecuencia.

Debido al tipo de suelo y el empuje del magma hacia arriba se han generado varias fracturas y se han activado otras más viejas. Las autoridades han ordenado evacuar a la gente y a los animales, llevamos unos cuantos días con esa operación de evacuación. En Islandia hay experiencia de erupciones volcánicas, se ha evacuado y se ha establecido un horario de los habitantes a su casa o empresa por si quieren retirar algo más, siempre con vigilancia de las autoridades.

A lo largo de esta semana se planteaba la posibilidad de que pudiera darse una erupción submarina. ¿Sigue siendo posible? ¿Y qué posibles consecuencias podría tener?

Dada la longitud de dónde está empujando el material magmático, hablamos de casi 15 kilómetros, la opción de que haya una erupción en el mar siempre existe. Además, Islandia es una isla, que tiene la misma probabilidad de tener una erupción en el mar que en tierra. Si esa erupción ocurriera a una profundidad mayor de 250-300 metros no debería pasar nada, la presión del agua frena esa explosividad, además las erupciones en Islandia no son tan explosivas en estos casos.

Si tuviéramos una actividad litoral o en aguas poco profundas, la mezcla del agua con el magma en un cierto ratio podría generar unas explosiones, pero no afectarían a mucha distancia desde el centro. Teníamos columnas de vapor y algunos balísticos a corta distancia. Un tipo de actividad similar fue la de Surtsey, otra isla al sur de Islandia que se generó a raíz de una actividad y que duró bastante. En realidad, tendríamos solamente algunos momentos explosivos, pero sin generar columnas como pasó en 2011. Afecta, relativamente, a la superficie cerca del punto de erupción.

Lo que está claro es que es una zona con una gran actividad volcánica, con varias erupciones en los últimos años. ¿A qué se debe tanta actividad?

Por su posición, es una zona con mucha actividad volcánica. La dorsal mesoatlántica, donde se separan las placas euroasiática y americana y que está siempre bajo el Océano Atlántico, en Islandia sale a la superficie. A lo largo de esa fractura siempre hay actividad volcánica, porque las placas se alejan una de la otra, deja una menor presión y el magma que está debajo encuentra una salida más fácil.

Islandia, el algún momento, ha funcionado una parte del país como un punto caliente, una bolsa de magma, especialmente los volcanes que están en la parte oriental, y esa bolsa de magma ha generado esa actividad. Dicha bolsa, de grandes dimensiones y conocida como pluma mantélica, es una anomalía. Las capas que conocemos de la Tierra son la corteza y debajo está el manto, donde se genera el magma. Pero por algún motivo, probablemente por la velocidad de distanciamiento de las placas. Ese distanciamiento genera una corteza mucho más fina, que permite que esa pluma mantélica suba hacia arriba. Es el caso de Hawái y de Canarias también, y muchos científicos sostienen que una parte de Islandia también ha funcionado así, dando génesis a esos volcanes más grandes de la zona oriental.

Se habla de la presencia de un dique volcánico de entre 10 y 15 kilómetros. ¿Es mucha cantidad en comparación con otras erupciones pasadas?

No es como lo percibe la gente, no es raro tener diques de varios kilómetros. Hay diques que pueden tener recorrido de varios kilómetros, pero en este caso la intrusión magmática genera un dique, no porque el material está subiendo a la superficie... La longitud del dique es a lo largo de la zona donde tenemos la sismicidad (en horizontal, por así decirlo), no está concentrado únicamente en un punto. Si pensamos que el magma tiene un cuerpo tipo oval, en la cresta de ese cuerpo hace presión y empieza a subir el material, intenta subir pero no encuentra un punto débil para romper y llegar a la superficie.

¿Es posible redecir una erupción en los próximos días? La actividad sísmica parece haberse reducido, aunque sitúan el magma a menos de un kilómetro de la superficie.

A lo largo de una crisis volcánica no siempre tenemos el mismo ritmo de terremotos ni la misma cantidad, no es necesario. Tenemos que entender que sismicidad se genera cuando el material que está entrando en la corteza se acumula, genera una sobrepresión y al final rompe la roca que está alrededor. El ritmo de romper no siempre coincide con el ritmo de acumulación de ese material en profundidad. Para romper la roca tiene que acumular bastante estrés.

Puede que acumule el estrés de unos cientos de terremotos, de magnitudes en general pequeñas, pero también hay de magnitudes de tres, cuatro o cinco como el otro día. Pero luego puede haber un periodo de tranquilidad o menor actividad, pero seguimos estando en una crisis sismovolcánica.

“El magma intenta subir, pero no encuentra un punto débil para romper y llegar a la superficie”

Stavros Meletlidis

Durante los últimos días han circulado en redes sociales numerosas imágenes de las grietas que han surgido en la región de Reykjanes. ¿Cómo es posible que se produzca algo así? En otros casos no hemos visto esta consecuencia durante el proceso preeruptivo.

Las grietas que se generan se deben al empuje del magma hacia la superficie. Imaginemos que el magma se está acumulando en una profundidad menor de 10 kilómetros y mayor de dos o tres y, acumulando el magma, también acumulamos esa sobrepresión. Eso hace empujar hacia arriba, por eso tenemos deformación en las zonas volcánicas. Pero llega un momento en que esa sobrepresión desaparece.

Esto se debe a que los gases han podido encontrar un punto para escapar sin generar la erupción, o porque el magma ha podido migrar hacia otro lado. El momento del empuje es cuando se genera una anomalía positiva, levanta el terreno. Y cuando baja la sobrepresión es el momento que desinfla esa anomalía y provoca esas fracturas.

Imagen de las grietas aparecidas en Grindavik.
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Imagen de las grietas aparecidas en Grindavik.MARKO DJURICAREUTERS

Las que hemos visto en las redes, son fracturas ya reconocidas y cartografiadas desde hace casi 50 años en la zona, también generadas por el mismo proceso, pero no son nuevas. Lo que pasa es que se ha construido la ciudad, se han hecho carreteras encima y se han rellenado las fracturas. Pero cuando aumenta el estrés en la roca esas zonas son los eslabones más débiles. Eso es lo que está pasando, fracturas que ya estaban activadas, no sabemos cuánto tiempo atrás, el magma las pudo levantar y activarlas de nuevo.

Y por último. ¿Cómo podemos mejorar la predicción, si es que se puede, de las erupciones volcánicas? ¿Puede ayudar a esto la IA, ahora que está tan de moda? Recientemente, científicos del IGN han compartido un estudio sobre este tema precisamente.

La predicción de una erupción volcánica no es una cosa muy fácil, la vulcanología no es una ciencia exacta, hay mucha incertidumbre y siempre trabajamos con probabilidades. Aunque tomamos ciertas medidas en superficie, poco sabemos de cómo es la estructura bajo nuestros pies. Tenemos redes de vigilancia volcánica que aprovechan diferentes técnicas, incluyendo vigilancia desde el espacio. Pero el problema es que no hay una gran actividad estándar, no hay unos precursores, por ejemplo: si en caso de tener 3.000 terremotos y haber una deformación, significaría una erupción. Cada volcán, aunque esté en una zona determinada donde ha habido erupciones (Hawái, Canarias, Islandia o Japón), tiene un comportamiento distinto.

“La vulcanología no es una ciencia exacta: poco sabemos de cómo es la estructura bajo nuestros pies”

Stavros Meletlidis

Esto depende de cómo se acerca el magma a la superficie, pero también de la estructura que tenemos en esos últimos kilómetros antes de llegar a la superficie. La IA nos puede ayudar, ahora se está empleando para poder buscar esos patrones, si puede haberlos y que nos permitan bajar esa incertidumbre en los modelos de predicción, aunque es muy difícil. El estudio que menciona del IGN ha permitido, después de la erupción, localizar con mayor precisión la sismicidad y poder estimar por dónde podría haber circulado el magma. Todavía nos falta mucho trabajo para poder llegar en la predicción, es algo para lo que se necesitan muchos años.

Lo más importante, como los volcanes casi siempre dan un margen desde que empiezan los primeros precursores (como por ejemplo, la actividad sísmica, la deformación del terreno o la emisión de gases) hasta que tenemos una erupción, lo más importante no es predecir con exactitud el punto o el momento, sino estar seguros de lo que estamos registrando. De este modo las autoridades pueden actuar para salvar vidas y que no haya mayores problemas con cualquier ser vivo. En el caso de la infraestructura, queramos o no, cuando construimos en un área volcánica corremos con un riesgo. Ocurre en Japón con los terremotos, en los Alpes con los aludes y en otros sitios con las tormentas o los huracanes.