Si no te reconoces cuando sales en una foto, la psicología dice que tienes estos rasgos comunes
Los motivos abarcan desde ilusionismo con las perspectivas hasta la propia concepción de uno mismo.

Que una cámara no mienta es una idea extendida… al menos hasta que nos hacen una foto y pensamos: “¿de verdad soy yo?”. Lo que podría parecer una simple percepción tiene, en realidad, una explicación científica.
El psicólogo Nicholas Epley, profesor en la Universidad de Chicago, lleva años investigando este fenómeno. Según explicó en un estudio difundido por dicha institución y recogido por Welife, la falta de reconocimiento al vernos en una imagen no es una rareza, sino un mecanismo mental bastante común.
En el experimento, los investigadores mostraron a un grupo de participantes varias fotografías de sí mismos. Algunas eran auténticas y otras habían sido retocadas digitalmente para hacerles parecer más atractivos y jóvenes. El resultado fue esperable, pero revelador. La mayoría identificó primero las fotos mejoradas, y el mismo patrón se repitió con imágenes de amigos, pero no con rostros de desconocidos.
Una tendencia que afecta más a uno que a otros
Epley concluye que esta reacción se debe a la brecha entre la autoimagen mental y la realidad objetiva. Según el psicólogo, quienes se consideran poco agraciados suelen experimentar con más intensidad esta disonancia. Curiosamente, también ocurre en el extremo opuesto: personas con un gran ego o una autoconfianza elevada tienden a reconocerse más en versiones idealizadas de sí mismos. En cambio, quienes gozan de atractivo físico tienden a presentar menos discrepancia.
Lejos de ser un problema, el experto sostiene que este sesgo puede ser incluso beneficioso. “Nos hace sentir mejor con nosotros mismos y contribuye a reducir síntomas de depresión”, asegura en Welife.
A esta causa psicológica se suma un factor técnico: el ángulo de visión. En el día a día solemos ver nuestro reflejo de frente, ya sea en el espejo o en selfies. Sin embargo, en una fotografía podemos aparecer de perfil, a contraluz o en una perspectiva poco habitual. Ese cambio basta para que nos percibamos “raros” o diferentes.
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Pero, en definitiva, la lección psicológica es paradojamente básica. Reconocerse o no en una foto no define quiénes somos. Como recuerda el propio Epley, “obsesionarse con la imagen no tiene sentido”. Después de todo, como dice el refrán, “lo importante está en el interior”.
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