Si en lugar de escribir en ordenador, lo haces a mano, la psicología dice que compartes estos rasgos comunes
Desde digerir mejor la información hasta tener una mayor inteligencia emocional, escribir como antaño tiene numerosos beneficios.

La antigua máquina de escribir o incluso usar boli y papel parece que, en los tiempos que corren, han quedado arcaicos. Los dispositivos móviles, tabletas y ordenadores han transformado la forma de construir textos y comunicarse. Sin embargo, seguir haciéndolo como antaño, aunque se vea menos y sea más laborioso, no ha dejado de ser útil. Principalmente, en el aspecto intelectual.
Y es que según la psicología, aquellos que prefieren tomar notas a mano son más susceptibles a obtener inmediatez, o dicho tal y como apunta el portal VegOut, son capaces de “diferir la gratificación”. Esto significa que su capacidad analítica es mucho más paciente, y por ende, en personalidad lo son también. Escribir mecánicamente conlleva más tiempo, por lo que la recompensa a la hora de construir el mensaje no es tan inmediata como en un texto telefónico o informático.
Consiguientemente, y en base a diversas investigaciones recogidas por Infobae, está condición también proporciona a sus practicantes una procesamiento emocional más elevado. “Escribir a mano activa más regiones cerebrales que tipear, por lo que la inteligencia emocional de ese individuo estará más capacitada", explica en el neurólogo medio citado Alejandro Andersson. No obstante, esta no es el rasgo más significativo de redactar a la vieja usanza.
Desde detallismo hasta prevenir enfermedades neuronales
Quién no ha tenido que tachar como un loco en exámenes o usar ingentes cantidades de típex o correctores a la hora de redactar textos. Algo que, precisamente, se intenta evitar a toda costa. Y es por eso que escribir a mano requiere, además, prestar especial atención al detalle, ya que el error, a diferencia de un mensaje de texto, sale caro. Por tanto, resulta imprescindible planear con meticulosidad cada palabra para plasmar de la forma más correcta aquello que se quiere plasmar en papel.
Esto, como consecuencia, propicia efectos directos en la memoria. Y es que realizar esta asociación y mantenimiento de ideas previas a escribir permite conectar zonas del cerebro relacionadas con la creatividad, la lógica y la motricidad. Algo que, sin costar tanto, supone un entrenamiento perfecto para prevenir o ralentizar la aparición de enfermedades neuronales, como el alzhéimer.
Además, “inmortalizar” recuerdos en papel es la mejor forma de conservarlos, incluso con mayor impacto que si se hacen en digital. Desde un descuido, un error en la nube o incluso un reseteo accidental o malicioso, tener un diario o un cuaderno de bitácora evita estos problemas y es una forma casi infinita de preservar reflexiones en el tiempo. Sabiendo en casi todo momento donde se encuentran.
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Por tanto, no está mal, valga la redundancia, tomar nota: tener un libreto, aunque sea, donde poder volcar ideas, anhelos y pensamientos no solo es un buen refrigerador para despejar la mente y promover la salud mental; sino que también ofrece una buena cantidad de beneficios. Unos que, ante todo, mejoran la capacidad intelectual de cada persona. Los psicólogos y neurólogos recomiendan escribir a mano diariamente, al menos 20 minutos. Pero si no se tiene hábito, con cinco o diez es suficiente. Así que, metafóricamente y físicamente, coge papel y boli, y... ¡a escribir!
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